Fotografías que hablan de las miradas y colores de La Chanca

El Museo de Almería organiza este verano el taller `La Chanca, un barrio unido al mar`

Un alumno durante el taller
Un alumno durante el taller
Alicia Sánchez Romero
17:25 • 11 ago. 2017

El embrujo de La Chanca ha cautivado a todo tipo de artistas a lo largo de la historia: Goytisolo expresó su encanto y su crudeza mediante la palabra; los indalianos captaron su luz y reflejaron sus colores en el lienzo. Y también ha cautivado a fotógrafos de todo el mundo, como Carlos Pérez Siquier, uno de los pioneros de la vanguardia fotográfica española.
 Y precisamente con el fin de capturar las miradas de sus gentes fundiéndose con las tonalidades de sus pequeñas casas, el Museo Arqueológico de Almería organizó este pasado jueves el taller de fotografía ‘La Chanca, un barrio unido al mar’, que se enmarca dentro del ciclo de actividades ‘A fondo’. Este taller, en concreto, giró en torno a la fotografía documental, de la mano de la fotógrafa Marina del Mar. El recorrido dio comienzo a las 19.30 horas en la popular plaza Pavía.




 Allí, la fotógrafa, muy vinculada a La Chanca, explicó el significado de la fotografía documental: “El autor se implica en la realidad, ofrece su punto de vista, establece un vínculo con la persona fotografiada”.  Asimismo, señaló que lo más importante de este tipo de fotografías, de marcado carácter humanista, es la mirada de la persona, ya que “la mirada habla por sí misma, sin necesidad de un texto que la acompañe”. Marina del Mar relató su dilatada experiencia anterior con este barrio y sus gentes, de quienes afirmó que “son muy hospitalarios”.




Un total de 20 personas se han inscrito al taller, que celebrará su segunda sesión el próximo jueves 17. “Al ser un taller a pie de calle en el que son muy importantes las personas, es agresivo que haya más de diez personas en la ruta”, como señaló la fotógrafa. 




Así, los 7 integrantes del taller, entre los que se encontraban tanto principiantes como experimentados de la fotografía, se adentraron a lo más profundo del barrio que aguarda los secretos de la Alcazaba. El atardecer los sorprendió caminando hacia la zona de La Joya, y se reprodujo la escena que ya describiera Goytisolo en su libro: “El sol parece tintarse de rojo (...). La Chanca se despereza lentamente. Los pájaros revolean sobre la Alcazaba y los vecinos invaden las calles y se comunican a gritos”. 




Cada vez más curiosos se acercaban a las cámaras y pedían ser retratados: niños, ancianos y familias completas, que hacían suyas las calles tras la puesta de sol, se acomodaron en seguida a la presencia de los objetivos. Los alumnos fueron, incluso, los fotógrafos improvisados de un cumpleaños celebrado en pleno callejón, o en retratistas de un bebé recién nacido. 




Pero el momento culmen de la tarde tuvo lugar cuando encontraron al ya anciano Andrés, uno de los patriarcas del barrio, que, como él mismo señalaba, ha sido fotografiado por artistas de otros países, como Francia o Alemania. “Siempre estoy sentado en el mismo sitio, y siempre les llamo la atención”, decía. La ruta, que tuvo su fin tras el anochecer, supuso todo un descubrimiento tanto técnico como humanista para los alumnos, que solo podían expresar su agradecimiento.






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