Ligar por el móvil. Pero como por arte de magia, todos callan con el fundido en negro. Y comienza la música setentera de Loco casi loco, del grupo Fórmula V, mientras Bárbara y Alejandro se presentan al público cosidos a su aplicación de móvil, una de las cientos que existen para ligar. Mientras ella, la actriz almeriense María Pordoy, va rechazando con fruición y asco a todo aquel que se asoma a su pantalla, Alejandro, encarnado por el actor gallego Jorge Alvariñas, recibe entusiasmado a cualquier mujer, sin filtro previo. De pronto ambos coinciden en el espacio virtual. Bárbara acepta una cita por equivocación con el que ella califica del profesor de Dirty Dancing. Alejandro no puede creer que haya mordido su anzuelo. Entre las risas desternillantes del público desde el primer minuto, se van perfilando las personalidades de los protagonistas. Bárbara en una chica sobrada, leída y aparentemente muy segura de sí misma. Alejandro es un chico sencillo, quien abandonó los libros obligatorios en su adolescencia, con muchos complejos y cuya mayor pasión la componen el fútbol y soñar con un buen polvo. Aparentemente agua y aceite.
El amox
La obra está dividida en varios actos donde se mezcla el espacio-tiempo, no necesariamente lineal, de una relación medianamente afianzada y que comenzaría con aquella primera cita, equívoca para ella y una lotería para él. La profesionalidad de estos dos actores de la compañía Tiriteatreros, queda de manifiesto y va creciendo conforme pasan los minutos, mediante enrevesados diálogos. Los tópicos de los roles de las parejas se suceden a cada paso a modo de caricatura, para conseguir a una platea entregada ante un Alejandro infantil, que espera que su ya pareja le resuelva la vida, y una Bárbara obsesionada por el orden y el protocolo marital. Es como si viviesen en universos paralelos en una misma casa, hasta el punto de que queda de manifiesto que ella es la que manda en su matrimonio; ya sabe hasta los nombres de los niños que aún no se han puesto a encargar: los futuros Natalia y Pablo. Fui la última de mis amigas en casarme y no voy a ser la última en tener hijos, porque van a pensar que me copio, argumenta una irritada Bárbara. Él se comporta como un pepele con tal de mantener a su lado a un pibón como Bárbara, a la que parece querer a su manera. Lo de los hijos ni se lo había planteado... En cualquier caso, en lo único que sí parecen estar de acuerdo es en el sexo, herramienta que manejan con soltura y con la que arreglan su montaña de desavenencias. ¿Será eso el amox?
Los libros
Bárbara arroja cada tanto en sus peroratas una serie de títulos de libros de autoayuda, incluso alguno de culto feminista, como El Segundo Sexo de Simone de Beauvoir, para afianzar su personalidad de mujer analítica y argumentada a cada paso que da en la relación con... con un feo ignorante, pero que es un tigre en la cama, o al menos eso le dijo ella a sus amigas cuando se hicieron novios formales. Nos queda meridianamente claro que Alejandro es un chico de físico corriente, pero que, sin embargo, ha sido capaz de acumular la audacia necesaria para tirarle los tejos a una hembra que le saca dos cabezas en todos los sentidos, aparentemente... Porque en el fondo son dos personas en búsqueda que se han cruzado en una calle de la vida y se han acomodado para caminar juntos. Con la mano en el corazón, ¿y quién no?
La presión
Ella vistiéndose para ser la novia más guapa de España, lleno su sujetador de clínex, se queja de no tener las tetas de Pamela Anderson, mientras él se curra como puede su romanticismo imbuido por las películas de Hollywood, como asignatura indispensable para ser digno de Bárbara. Y la suegra, la eterna presente en toda la obra y que no tiene rostro, pero sí mucho peso. Es esa madre política odiosa que elige el menú de la boda porque la paga ella, o te exige que te pongas sus pololos de su boda como elemento prestado para le indumentaria de su nuera. Todo muy esperpéntico, todo muy desternillante. Pero la presión de los roles, cada uno con el suyo, es algo que se recibe como mensaje real.
Final o principio
Y acaba como empieza, lleno de citas de libros imposibles arrojados por Bárbara con cada reproche a un Alejandro feo y currante para echar un polvo. ¿Me ha llamado otra vez feo? Será La chica Yeyé por fondo musical quien se encargue de poner el punto y final a esta obra. Una mezcla de colores muy recomendable para todo el que se acerque a disfrutar de los Jodidos amantes en su turné almeriense y que se estrenó el miércoles pasado en el Apolo.
Con ella se abría el bloque de tres días de programación en este arranque de temporada del denominado Teatro Aficionado. Personalmente esta obra me resultó totalmente profesional. Enhorabuena a María Porcoy y Jorge Albariñas y a toda la compañía Tiriteatreros por hacernos reír con tanto tino. No hay nada como el trabajo bien hecho para volver a casa descargada de la tensión rutinaria, cuando somos capaces de asomamos al espejo de nosotros mismos. Porque eso es el teatro.
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