El cine patrio sigue apostando por argumentos intimistas de gran calado, a la altura expresiva de cualquier producto internacional de excelencia. Para muestra, dos películas que recomiendo fervientemente y que seguro que a partir de mañana podremos disfrutar otra vez en las salas de Almería. No se despisten con las carteleras, Óscar acecha.
La librería (Isabel Coixet, 2017)
Película con alma y cara británicas, rodada en inglés entre Irlanda y Barcelona. El texto es el pilar donde descansa esta obra, complementado con una exquisita ambientación. Está basada en la novela homónima de Penélope Fitzgerald de 1978.
Lo que más le gustaba del mundo era el momento en que terminas un libro y la historia te sigue acompañando como el más vivido de los sueños.
Sentirse lectora
Florence Green es una mujer aún joven que quiere crear su propio paraíso después de haber recibido reveses en la vida y salvar su principal emoción: el placer de sentirse lectora. Con la compra de la casa más antigua de Hardborough, una tranquila ciudad de la costa inglesa de los años 50, inicia una nueva andadura en la que pretende montar su librería.
Sociedad atemporal
En esta nueva realidad donde tiene que moverse Florence se perfilan varios personajes: el gris banquero, el abogado buitre, el afable pescador, la estirada cacique, el sabio replegado en su castillo, la niña pizpireta que le ayuda en la librería, el oscuro presentador de la BBC, la joven novia del presentador… Todos ellos, con aroma a los Diez negritos de Agatha Christie, quedan retratados en un guión maravilloso, donde el equilibrio de sus intervenciones descansa en sus elegidas frases, que condensan con maestría quiénes son y lo que van a representar para la protagonista, en la pugna atemporal entre la envidia y la generosidad.
Literatura del siglo XX
En 1959 se respira todavía la autenticidad de la Literatura, una época dorada aún no pervertida hasta los años 90. La obra bien escrita y conmovedora es lo que buscaban todos los implicados. Desde esa máxima se nos sugieren multitud de títulos de novelas, donde sobresalen: Ray Bradbury, Jane Austen y las Brontë. Además, la copística de la época permitía vender libros de éxito en el último rincón del Reino Unido. El año representado en esta historia condensa una foto equilibrada de todos los agentes de la Literatura: lector, editor y autor. El mundo audiovisual todavía no había entrado en la sociedad, como un elefante en una cacharrería, para herir de muerte a la frágil atención lectora, así como a la verdad que entraña la interacción personal.
La interpretación exquisita de los actores: Emily Mortimer, Bill Nighy, Patricia Clarkson y la niña Honor Kneasey, conforman un elenco espectacular.
El autor (Manuel Martín Cuenca, 2017)
Un pingüino solitario alejándose en la nieve es el encargado de arrancar esta historia. El proceso creativo como fenómeno en sí mismo en el siglo XXI es el centro argumental de esta magnífica película basada en la primera novela de Javier Cercas (El móvil, 1987).
Literatura del 2017
A través de la vida de un ser mediocre, se recrea la realidad de la literatura actual en un país como el nuestro, en Sevilla. Un sistema donde parece muerto el romanticismo editorial en aras de las macroventas. Ya no existe equilibro entre los agentes que componen el arte de crear y disfrutar de universos por escrito, reflejo de una sociedad acelerada y saturada de imágenes, con demasiada prisa por construir héroes de cartón piedra que vender. Una sociedad donde se imparten talleres en los que se difunde la perversa idea de que, con no demasiado tiempo, dinero, esfuerzo y talento cualquiera puede ser un escritor de éxito. La basura que rodea a la figura de El autor, convertido en personaje y financiador de su propio ego, de sus propias obras, perfilan con tino la caricatura de la farándula en la que se ha convertido buena parte de la Literatura.
Nunca pierdas el contacto con el suelo y así tendrás siempre una idea precisa de tu estatura (Juan de Mairena, Antonio Machado).
Clave satírica visual
La sonrisa socarrona de El autor, amén de las maravillosas interpretaciones de Javier Gutiérrez, Antonio de la Torre y Adelfa Calvo, en esta ocasión queda depositada, más que en el texto, en las imágenes. La perfecta ambientación de los escenarios donde respira cada personaje, el gusto por el detalle visual, transmite al espectador el calado de cada uno de ellos. El rácano notario sevillano, que huele a naftalina, el plasta del compañero de despacho, el estómago bienpagado del profesor del taller, la endiosada esposa, escritora de best seller, la portera reprimida, que no le gusta hablar de nadie, el vecino militar retirado, maniático del orden, los vecinos sudamericanos, aparentemente planos…, todos habitan un mundo perfectamente reconocible. Cuidado, porque cada uno de nosotros lleva un personaje dentro. Simplemente le estamos observando.
Películas complementarias
Y esta noche serán archipremiadas estas dos obras que ya arrastran una cantidad ingente de galardones. Son dos películas construidas con primor para masajear el alma del espectador. Casualmente son complementarias en fondo, forma y temática. La primera desde el corazón de la palabra, la segunda desde la caricatura de la imagen. Celebremos que la Literatura nos lleva este año al Cine o viceversa. Celebremos que ese algo informe llamado Arte seguirá constituyendo, pese a todo, una magnifica herramienta para hacer la existencia más frondosa.
Buena suerte, Isabel y Manuel. El trabajo bien hecho suele atraer los premios externos. Los interiores, los importantes, ya están conseguidos.
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