'Oro blanco', cine para el barrio

Todo comenzó con ‘Mar de plástico’. La serie, ambientada en la ficticia localidad de Campoamargo, con sus tramas policíacas y criminales y ciertos apuntes de retrato social, despertó la inspiración en Eugenio Vela. Este almeriense de 31 años, procedente de una estirpe de figurantes y caballistas curtidos bajo el inclemente sol de la tierra del indalo, pensó tras las dos temporadas de la ficción de Atresmedia que por qué no rodar una película con similares características. Sin un euro, eso sí, pero con la fe y el tesón de amigos y familiares del barrio de La Fuentecica. El resultado: una película llamada ‘Oro blanco’ que ya ha dado pie a una trilogía: el pasado verano lanzó la segunda parte y cuando el tiempo -el que marca el reloj y el que dicta el cielo- se lo permita completará la saga.

En esta aventura (las dos entregas están disponibles de forma gratuita en YouTube), Vela ha involucrado a más de una treintena de personas. “Padres, tíos, primos, hermanos, colegas. Gente que veo por el barrio y que pienso que pueden encajar como figurantes. Nadie cobra nada, es algo amateur, un esfuerzo que se realiza por los compañeros”, explica.

‘Mar de plástico’ fue la chispa adecuada pero ‘Oro blanco’ ha encontrado su propio camino. “La serie me gustó mucho y me llevó a escribir una historia sobre dos policías que se veían involucrados en problemas con el mundo de la droga, lo que hoy se ve en muchos barrios discriminados”. A raíz de ahí, más las aportaciones de los compañeros, “a los que siempre hay que escuchar”, fue incorporando elementos al argumento que tenía en la cabeza.

Antes de rodar cada secuencia, Eugenio Vela la visualiza en su cabeza, piensa cuál sería la localización más adecuada, la visita, planifica la acción y en cuanto el calendario se lo permite, grita acción. “Con una cámara doméstica, comprada en una gran superficie comercial”. Sin contar con el humano, este es el elemento más valioso de la producción: las armas son de fogueo, la sangre es de pega y el equipo emplea láminas de corcho forradas con papel de aluminio para hacer que la luz rebote. “La gente piensa que nos gastamos un buen dinero pero si te lo sabes montar no sale tan caro. Ha sido una gran experiencia”.

Recorriendo Almería
Como suele hacer cuando el cine se fija en ella, Almería muestra la versatilidad de su paisaje en el metraje de las dos entregas de ‘Oro blanco’, y al igual sucederá con la tercera. En la primera parte, escenarios de la capital, como Aguadulce, Rioja, Balerma, Laujar, Roquetas y el Arrecife de las Sirenas de Cabo de Gata. En la segunda, más ambiciosa, la acción se desplazó además hasta Sierra Alhamilla, Tabernas e incluso a las granadinas Minas del Marquesado.

“Hemos rodado fuera de horarios de trabajo, en momentos libres, por las mañanas o las tardes, por las noches y los fines de semana”. Una labor satisfactoria y, en ocasiones, dura. “La secuela lleva por subtítulo ‘Frío’ por todo el pasamos rodando”, confiesa.

Cine para el barrio
‘Oro blanco’ no solo es un gran ejemplo de que las cámaras digitales, los programas de edición e internet han democratizado el cine: ahora, un grupo de amigos del barrio pueden mostrar al mundo, a través de YouTube, un largometraje de dos horas. También es un ejemplo de cine hecho ‘para’ el barrio: no solo por el mundo de la droga que refleja su trama sino por lo que implica levantar un proyecto así.

“He visto con mis ojos lo que conlleva la droga: metes una pierna y la vida se te puede joder”, reflexiona Vela. Por eso, quiere que ‘Oro blanco’ sea un aliciente para chavales de barrios desfavorecidos. “Tener una motivación te cambia la vida. El cine puede ser una de esas actividades creativas que te sirvan para decir: yo estuve ahí y ahora estoy aquí”.

Bajo las letras de la ‘meca del cine’

Eugenio Vela viene de una saga vinculada al cine: figurantes, caballistas y actores de acción forman parte de su familia. “Lo llevo en la sangre”, dice.

Una pasión que ha hecho que su ‘Oro blanco’ llegue incluso a Hollywood: recientemente, un buen amigo en Los Ángeles ha querido inmortalizar el cartel de su película bajo las letras más famosas de la ‘meca del cine’.