El indaliano en la sombra

Miguel Rueda cierra el ciclo de exposiciones dedicado al movimiento

Autorretrato de Miguel Rueda, óleo sobre lienzo pintado en el año 1940.
Autorretrato de Miguel Rueda, óleo sobre lienzo pintado en el año 1940. La Voz
Yandira Villegas
21:37 • 18 sept. 2018 / actualizado a las 07:00 • 19 sept. 2018

A pesar de que su entrega a la enseñanza lo mantuvo al margen del devenir diario de los indalianos, sus trazos planos, sencillos, con apenas contrastes y cargados de tonos cálidos nos trasladan de un vistazo al universo creado por Jesús de Perceval.




Un universo único, el de Miguel Rueda, que ahora se acerca al público con una muestra que recorre todas las etapas de la obra del pintor almeriense y que se puede ver en el Patio de Luces de la Diputación Provincial hasta el próximo 6 de octubre. Una colección que recoge medio centenar de cuadros, grabados, cartas, retratos en carboncillo, una gran escultura de mármol y hasta algunos libros de actas del Movimiento Indaliano.







Con ella se pone el broche al ciclo de exposiciones sobre el grupo artístico más genuino de Almería que ha llenado las paredes del Palacio Provincial en los últimos años con la obra de Perceval, Capuleto, Cañadas, Cantón Checa, Alcaraz y López Díaz. María Dolores Durán es la comisaria de la muestra y también la autora de un libro sobre la figura de Miguel Rueda, ‘El indaliano ausente’.




El pintor desconocido
Durán explica que Rueda, aunque fue el mayor de todos los discípulos de Perceval, también fue el indaliano más desconocido. El motivo: su experiencia como docente, que le llevó por cinco centros educativos de la capital, entre ellos la Escuela de Magisterio y el Celia Viñas, donde llegó a ser director. Esta labor lo mantuvo alejado de las grandes exposiciones del Movimiento Indaliano y le dio una escasa presencia en la historia y la bibliografía de este grupo artístico.




La obra de Rueda
Entregado a la docencia, Miguel Rueda nunca dejó de ser un pintor con mayúsculas. En contraste con sus enseñanzas, donde apostaba por una técnica más “metódica y perfeccionista”, sus cuadros nos muestran a un autor completamente diferente.




Así, su estética se caracteriza por la homogeneidad, los trazos finos y delicados, y las líneas y contornos poco definidos. Rueda plasma en el lienzo personajes planos, sin profundidad y cargados de colores cálidos y sin contrastes. Una forma de entender el arte opuesta al realismo y la precisión que promulgaba en el aula y que queda retratada en esta exposición y el libro que la acompaña.




Temas relacionados

para ti

en destaque