El álbum de firmas de Navarro Darás: en recuerdo del ‘Padre de los pobres’

Manu Artero radiografía la sociedad de la época a través del análisis de las firmas del libro

Fotomontaje con imágenes del libro y el retrato de Navarro Darás.
Fotomontaje con imágenes del libro y el retrato de Navarro Darás. La Voz
Marta Rodríguez
23:22 • 07 dic. 2018 / actualizado a las 07:00 • 09 dic. 2018

Hubo una vez un hombre que se desvivió como pocos por la Almería de su tiempo. Con un compromiso hacia los más débiles que ni su mala salud pudo doblegar. Cuando dio por terminada su labor y se marchó, la ciudad entera supo corresponderle expresando su gratitud a través de un álbum de firmas. Álbum de firmas que la prensa de la época reseñó y que, más de un siglo después, cayó en manos de un investigador que no ha cejado en el empeño hasta radiografiar a aquella sociedad de principios del XX que plasmó su dedicatoria en el volumen.



“Soberbia placa de plata, en su parte superior el escudo de la ciudad, con una palma de oro en amarillo, una rama de laurel de oro en verde y una guirnalda, también en oro amarillo, estilo imperio. Las cantoneras del álbum, de plata”. Así describía ‘La Crónica Meridional’ el imponente álbum homenaje a José María Navarro Darás, sacerdote que dejó una huella indeleble en Almería, donde desarrolló una profunda labor social entre 1876 y 1912. Una calle todavía lo recuerda en el centro aunque con su apellido escrito de forma incorrecta.



 



Expuesto en una joyería



Con un coste de 908,85 pesetas de la época sufragadas por suscripción pública -la recaudación registró superávit en una muestra de la generosidad que desplegó la sociedad almeriense- e ilustraciones a mano del dibujante y pintor Carlos López Redondo, director de la Escuela de Artes y Oficios, el libro quedó expuesto en el escaparate de la joyería de Francisco Giménez Bueno que vio desfilar por allí a ríos de gente deseosa de dejar su nombre y unas palabras de despedida para el que había sido deán de la Catedral, fundador y director del Colegio de Jesús y de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Almería.



Entre las 809 personas que estamparon su firma en el álbum figura lo más granado de la sociedad de principios del XX: de Guillermo Cassinello García, abogado, político y uno de los fundadores de la Sociedad de Estudios Almerienses (antecedente del actual IEA), a Carlos Pérez Burillo, periodista y dueño de varias minas en Lubrín, pasando por Vicente Villaespesa, vinculado a la prensa y tío del poeta Francisco Villaespesa, y Antonio Bro­cca, profesor de idiomas y vicecónsul de Italia en Almería.



Pero, ¿cómo es posible saber quiénes formaban parte de aquella próspera sociedad enriquecida por la uva y la minería con apenas un garabato como única referencia? La respuesta tiene que ver con el carácter concienzudo del investigador Manu Artero (Almería, 1966), quien desde que reparó en aquella pequeña reseña del diario ‘La Independencia’ no ha cesado de bucear en los archivos hasta dar con el libro que hoy se custodia en la tierra natal de Navarro Darás, el municipio valenciano de Carcagente, y también con la identidad de los ilustres ciudadanos.



“En el libro encontramos las firmas de personajes ilustres: profesores, políticos, alumnos, militares, arquitectos y clérigos de la Almería de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, entre los años 1870 al 1930 aproximadamente, algunos de ellos con historias interesantes. Conocer estas historias nos ofrece un magnífico retrato de la sociedad almeriense de la época”, apunta a LA VOZ Artero, miembro del Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio del Instituto de Estudios Almerienses.


Encajar el rompecabezas de quién era cada una de esas personas y la relación que le unía con Navarro Darás es el contenido principal de esta investigación, que profundiza asimismo en el legado del canónigo en Almería con la fundación del Monte de Piedad y Caja de Ahorros y la creación del desa­parecido Colegio de Jesús Maestro como grandes logros.


¿Quién fue Navarro Darás?

La llegada al mundo de José María Navarro Darás un 8 de diciembre del año 1845 estuvo marcada por un suceso que condicionó el resto de su vida.  Entraron a robar en la casa familiar días antes de que su madre diera a luz, lo que ocasionó tal impresión en la mujer que afectó gravemente al niño. Tanto fue así que ella llegó a recibir los santos sacramentos. 


Como había presagiado la madre, la criatura nació muerta por asfixia, o así lo parecía.  


“La comadrona que asistía el parto no se resignó a ver al niño sin vida en sus brazos y le hizo el boca a boca una y otra vez hasta que respiró; no sería la única vez en que se le daría por muerto, ya que como consecuencia de esta complicación, tenía un pulmón atrofiado, ataques de disnea y su corazón era débil”, señala el autor de la investigación.


Admirado desde niño por su bondad y por su dedicación a aprender los ejercicios religiosos, con diez años ya quería seguir la carrera eclesiástica. Sin embargo, su verdadera vocación era la docencia: le encantaba enseñar el catecismo a sus amigos. En Almería, pudo compaginar ambas pasiones.


Tal y como relata Manu Artero en el trabajo que prepara con vistas a publicar un libro, Darás llegó a la provincia en 1876 de la mano de José María Orberá y Carrión, obispo de Almería. Su contribución durante los 36 años que permaneció aquí puede ilustrarse con un puñado de gestos que no dejan resquicio de dudas sobre su compromiso con esta tierra.


Navarro Darás convirtió por sorpresa la Plaza de la Catedral en un vergel cuando la víspera del aniversario de la declaración dogmática de La Inmaculada se dirigió a las afueras junto a una tropa de trabajadores para reunir palmeras, olivos, pinos, acacias y arbustos que emplearon para transformar el céntrico espacio en un frondoso huerto. “La gente no entendía cómo había aparecido ese maravilloso jardín de la noche a la mañana”, indica.


Con una nómina de ilustrados profesores, en el Colegio de Jesús impartió una docencia adelantada a su tiempo.


“Durante la epidemia de cólera que azotó Almería en el año 1885, Darás visitó a los enfermos, consolando, ayudando y socorriendo con tanta caridad que él mismo cayó enfermo”, afirma.


En 1891, Almería sufrió una inundación que provocó hambre y miseria en el barrio obrero. El deán de la Catedral proporcionó ropa y alimentos y habilitó locales para refugio. Tal sacrificio le otorgó el título de ‘Padre de los pobres’.


“Sin duda, donde más ejerció su caridad fue en la fundación del Monte de Piedad hasta el punto de que cuando algunos pobres llegaban a pedir más plazo para que no subastaran sus pertenecías, era Darás quien pagaba esas renovaciones de su bolsillo, incluso los alquileres de los pobres para evitar que fueran desahuciados”.  


“Como homenaje justísimo al sabio y venerable sacerdote que tan grata memoria dejó en nuestra ciudad”, en marzo de 1913 el director de ‘La Independencia’, Juan Pedro Mesa de León, viajó a Valencia en tren para entregar al “ilustre y popular deán de aquella metropolitana, José María Navarro Darás, el artístico álbum que los almerienses le dedican”.


Entre los personajes que dejaron su firma...

Ana Laynez Taramelli

En 1908 coincidió con María Rocafull, una de las bellezas de la aristocracia almeriense, y otras damas de la alta sociedad en una Fiesta de té en el muelle de Poniente a la que acudieron personas que ocupaban buena posición social, organizada por el ingeniero Federico Molero y con el ministro González Besada como invitado; este llegó en una canoa de vapor. Allí se sirvió un espléndido ‘lunch’. Por la noche continuó la fiesta en el patio del Teatro Variedades. 


Antonio Ledesma

Abogado y reconocido escritor del Regeneracionismo, presentó dos poemas con motivo de los Juegos Florales celebrados en Almería en el año 1896. Los poemas se titulaban ‘Renacimiento’ y ‘Almería’. Era dueño de las minas Virgen del Mar y Los placeres. Se doctoró en Derecho en Madrid y frecuentó la tertulia del Café Imperial. Fundó importantes sociedades y dirigió el periódico ‘La Democracia Monárquica’. 


Francisco Jover y Tovar

En diciembre de 1912, se celebra en el Casino un banquete en homenaje a Francisco Jover y Tovar al que asistieron todos los personajes importantes de la época, entre ellos Ramón Orozco Cordero, que fue el organizador y que ofreció el banquete al festejado, dedicándole frases de cariño que arrancaron los aplausos de los asistentes. El menú corrió a cargo del afamado Hotel Simón regado por vinos de La Rioja de la Compañía Franco-Española.


Mademoiselle Geraldine
La artista Mademoiselle Geraldine actuó en el Teatro-Variedades en febrero de 1901. Además de un número acrobático en trapecio y tiro con rifle, cantó varias zarzuelas y bailó su conocida ‘danza serpentina’. Algunas damas y caballeros de la sociedad almerienses criticaron su espectáculo por indecoroso. El diario ‘La opinión’ publicó todo lujo de detalles sobre el mismo. La artista murió en la miseria en un rincón de Colombia en octubre de 1926.  


Ramón Orozco Cordero

Era nieto de Ramón Orozco Gerez, líder indiscutible del progresismo almeriense, diputado a Cortes en 1839, repitiendo en 1846, 1850, 1851 y 1869 y senador en 1871 y representante de una de las sagas familiares más importantes de la historia de Almería. Orozco Cordero ocupaba un lugar destacado en la sociedad de principios de siglo, de ahí que plasmase su firma en el álbum dedicado a Darás.


Su legado

El Colegio de Jesús Maestro ocupó distintas ubicaciones. Su primera sede aún existe: la segunda planta del edificio del Paseo de Almería donde en la actualidad está la tienda de moda Mango. El director del centro era Navarro Darás, quien a su vez era profesor en Sagrada Teo­logía y Cánones. Entre las asignaturas que se impartían llama la atención la equitación. Las prácticas se llevaban a cabo en un solar situado en la calle Real.


En 1909, Navarro Darás, gerente del Monte de Piedad, solicita permiso para construir un nuevo edificio en la Plaza Marín. Según ha descubierto Manu Artero, su arquitecto fue Trinidad Cuartara. Se inauguró en 1911 con la bendición del obispo Vicente Casanova. En el diario ‘La Independencia’ de la época se describe como lujoso. Prácticamente no ha cambiado desde su construcción y recientemente ha sido adquirido por la empresa Estudio Lux.


En 1909 fue nombrado deán del templo catedralicio. Reconocido hasta los últimos días de su vida tanto en Almería como en su tierra natal, donde se le nombró Hijo Predilecto. Tal fue la alegría que dijo que la única forma que tenía para agradecerlo era entregarles un trozo de su corazón: el álbum de firmas con el que le obsequió Almería. 




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