Roquetas de Mar

El taller de costura con más éxito de la provincia que tiene lista de espera

Eli Martín es la profesora de este taller en el Centro de Mayores de Aguadulce

Marina Ginés
10:17 • 18 dic. 2024

"Es muy difícil entrar, hay lista de espera", así lo aseguran las alumnas y la profesora del taller de costura más demandado entre las mujeres de Roquetas de Mar. Los talleres de costura de los Centros de Mayores son de las actividades más demandadas entre las roqueteras, pero no solo para la tercera edad, también son muchas las jóvenes que se unen a la lista de espera de estas clases.  No es para menos, la diseñadora de moda flamenca Eli Martín es la profesora de estas clases y, según sus alumnas, "es maravillosa", como así lo revalida su amplia trayectoria que la han llevado a pasarelas de toda Andalucía.

Este martes 17 de diciembre, el Taller de Costura del Centro de Mayores de Aguadulce celebró su última clase antes de las vacaciones de Navidad, por todo lo alto “han traído vino dulce y bizcocho lo tienen escondido”, aseguraba la profesora entre risas. Aunque el taller está dirigido principalmente a los mayores también hay algunas mujeres más jóvenes que acceden a través del Centro de la Mujer. Así, cada martes, desde las 5 de la tarde hasta las 8, más de una veintena de mujeres se dan cita en el Centro de Mayores de Aguadulce, donde pasan tres horas sumergidas en el arte de la costura.

“Son muy solidarias, las que más saben ayudan a las que menos, y si se te olvida un material, te lo prestan”, comenta una alumna, reflejando el espíritu de compañerismo que se vive en cada clase. La armonía y el silencio inundan el ambiente mientras cada una se concentra en su tarea, ya sea coser un patrón o crear una nueva prenda. La dedicación de las participantes es total, pues en el taller no solo aprenden a coser, sino que también comparten historias, anécdotas y momentos de relajación.

El Relato de Encarna: Sabiduría y Alegría a los 83 Años
Entre las alumnas, se encuentra Encarna, la más veterana del grupo, que a sus 83 años se ha convertido en un referente dentro del taller. Con escuadra y cartabón en mano, Encarna saca patrones para confeccionar desde ropa para ella misma hasta vestidos para sus nietos y bisnietos. “Si no me gusta como me queda, lo tiro”, comenta entre risas, mostrando el humor y la determinación que la caracterizan. A pesar de que nunca antes había cosido, Encarna decidió apuntarse al taller tras su jubilación. “Me apunté a las clases de mayores, hacía gimnasia en la piscina del Parador, y cuando me enteré que iban a empezar este taller aquí en Aguadulce, al lado de mi casa, me apunté”, explica con desparpajo.

Encarna, que antes se dedicaba a ser ama de casa y a gestionar una tienda, confiesa que la costura le ha permitido encontrar una nueva pasión. “A mi bisnieta le he hecho varios vestidos. Eli es muy buena maestra, aunque ya se me olvidan las cosas y tengo la cabeza muy dura”, bromea, pero también destaca lo mucho que le entretiene coser. “Coser me relaja muchísimo”, explicaba. Encarna es un ejemplo de cómo el taller ha dado la oportunidad a mujeres mayores de descubrir nuevas habilidades, encontrar nuevos intereses y conectar con otras personas.

Lis: La Jovialidad y la Pasión de las Nuevas Generaciones
Pero no solo las mujeres mayores encuentran su espacio en este taller. Lis, una de las alumnas más jóvenes, lleva años esperando la oportunidad de unirse al grupo. Este año, por fin, logró matricularse. “Yo me matriculé a través del Centro de la Mujer, las matrículas se abren en septiembre, pero no todos los años los mismos días, tienes que estar atenta”, explica Lis, quien, aunque se considera un poco desordenada, se siente feliz y agradecida por la oportunidad. “Este es mi primer año y estoy encantada”, asegura mientras sonríe.

Lis destaca la calidad humana de sus compañeras de costura, quienes se han convertido en su apoyo y guía. “Mis compañeras son la vida. Ellas me enseñan todo lo que no sé. Lo primero que hicimos todas al llegar fue un alfiletero, y también hicimos flores de tela. Cada una aporta algo diferente, y lo mejor es que todas nos ayudamos mutuamente”, comenta Lis, quien considera al taller una experiencia de aprendizaje constante, pero también de amistad y conexión emocional.

Lis es cubana aunque lleva más de 13 años afincada en Aguadulce un lugar que califica como un paraíso hecho realidad. “Yo no me voy de aquí ni aunque me peguen candela, la gente es súper amable, me encanta la calidad de vida, la libertad y la comida, estoy muy contenta” enumeraba con ilusión antes de confesar que su hija es almeriense de pura cepa, “dice que es la cubanita almeriense” y para quien la cubana estaba confeccionando una falda como regalo de Navidad.

Este taller no solo enseña técnicas de confección, sino que también es un espacio de encuentro, aprendizaje y solidaridad. Las alumnas no solo aprenden a coser, sino que también se enriquecen emocionalmente, creando lazos entre ellas, compartiendo experiencias y construyendo amistades que trascienden la edad o la clase social. Es un taller que refleja lo mejor de Aguadulce, donde la diversidad de experiencias se convierte en una fortaleza que enriquece a todas.

 Con la llegada de las vacaciones de Navidad, las alumnas del taller ya esperan con ilusión su regreso en enero. Como dice Eli, “volveremos después de Reyes, porque la costura no tiene descanso”. Sin duda, este taller se ha consolidado como un espacio imprescindible para las mujeres de Aguadulce, un lugar donde se aprende, se ríe, se comparte, y, sobre todo, se vive una experiencia que toda la que prueba quiere repetir.










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