Tras décadas en el difícil mundo de la música, Luz Casal vuelve a la provincia para poner sobre las tablas del Auditorio de Roquetas de Mar su último trabajo, el optimista álbum titulado ‘Que corra el aire’.
¿Va a sonar Rufino en el concierto? ¿Temas como este pesan en la carrera musical de alguien?
Si lo piden, sí sonará. Verdaderamente, tener en el repertorio canciones que son importantes para la gente, que son populares es una suerte, un logro.
Cuando empecé profesionalmente en la música, mi mayor preocupación en los primeros conciertos era qué podía pasar si me pedían más canciones, porque solo tenía nueve. Ahora eso no pasa y no solo no pasa, sino que hay algunas canciones que son indispensables. En ese sentido, Rufino es una de ellas.
El problema vendrá si te piden ahora una canción de esos primeros repertorios que no se tocan habitualmente en los directos y que cuesta recordar la letra...
Sí, cuando las canciones no las tienes actuales y presentes cuesta. Curiosamente a mí me cuesta más recordar las propias que las ajenas y a veces hay una sensación un poco como de ‘No puedo, no me acuerdo’. Y luego son muchísimas canciones. Piensa que son 15 álbumes de canciones originales en su grandísima mayoría. Es casi imposible recordar todas.
Estarás en Roquetas de Mar mañana, pero a final de año estuviste actuando en la Catedral de Estrasburgo y esta gira te ha llevado también hasta Grecia. ¿Qué se siente cantando en lugares como esos y cómo se recibe la música en español en lugares tan lejanos?
La actuación en la Catedral de Estrasburgo fue un momento memorable.
Habíamos actuado varias veces antes en la ciudad, pero la Catedral es imponente; para las personas que tengan un gusto por la arquitectura es una barbaridad. Es un ejemplo magnífico.
Actuar allí, en un lugar en el que además hay culto, impresiona. Hacer actuaciones en lugares emblemáticos acaba siendo importante en tu vida, no ya profesional si no en general.
En ese sentido hay varios lugares que me han marcado: en París hay varios, también está la Catedral de Estasburgo y en Atenas está, sobre todo, el Herodes Atticus.Son momentos especiales, como cuando estás en festivales como el de Amnistía Internacional en Chile. Marcan tu vida.
Y demuestras con ello que no hay puerta que se le resista al rock.
Al rock y a mi manera de cantar.
Una de las cosas que considero más llamativas de las posibilidades que tengo de hacer conciertos fuera de España es que no me exigen cantar en inglés, que es algo que hacen muchos cuando eres de fuera.
Pero afortunadamente tenemos un idioma que habla mucha gente y, aunque en Japón no sepan qué dices, como son gente muy dada al estudio y muy peculiares, resulta que saben lo que significa cada canción aunque no sepan qué significa la traducción de un adjetivo determinado.
En los últimos meses de 2018, Los40 te homenajearon por los 14 números 1 que has conseguido a lo largo de tu vida musical en su famosa lista radiofónica. ¿Cómo se consigue estar tanto tiempo en el mundo de la música y, además, con tantos éxitos?
Si tuviera la llave o la clave de algunas cosas que suceden en la música y en mi propia vida me lo aplicaría diariamente.
Yo lo que sé es que me dedico a la música desde que me acuerdo, que no me he conformado nunca con lo que he conseguido, que aspiro a ser mejor en muchos aspectos y, bueno, tengo la suerte de conseguir hacer a veces canciones que significan algo para la gente…
Almería y Roquetas de Mar no son Estrasburgo, pero también te esperamos con ganas. ¿Conoces la provincia?
Sí, en Roquetas hemos estado varias veces. En Almería tengo amigos muy importantes en mi vida que viven ahí.
Almería es un lugar al que volver siempre es un gusto y yo agradezco primero a la gente que haya pensado en nosotros para dar un concierto y, de antemano, también agradezco al publico que acuda mañana.
Háblanos de los temas del disco ‘Que corra el aire’.
Es un trabajo que supone la culminación de varios años.
Creo que es un disco, por ponerle alguna definición, optimista.
Es un disco en el que se exprimen de una manera biográfica los últimos años, entre el disco anterior y este y en el que hay mucha franqueza en los temas en los que trato; tanto los propios, los que he escrito y compuesto, como aquellos en los que he sumado el talento de otra gente, como puede ser la canción que cierra el álbum, que es un homenaje a Mari Trini.
Pero no soy una buena vendedora de mi propio trabajo, prefiero que la gente descubra cosas que yo no sé transmitir con las palabras.
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