Ha cumplido todos sus sueños y dice que ahora, cuando duerme, sueña con todo lo que le está pasando. Lo hace con el calor del público y con lo que le transmiten en sus conciertos. Porque es sobre un escenario donde mejor se encuentra Maka, más si logra que su directo se transforme en la fiesta que se vive en una boda gitana. De esas que ha vivido en su barrio granadino de Almanjáyar y que ahora exporta a todos los puntos del país donde fielmente le siguen miles de seguidores para cantar temas como ‘El arte de vivir’ o ‘Cositas del amor’, que suman casi 100 millones de visitas en YouTube.
¿Qué hace Maka, artista flamenco y reggaetonero, en un cartel con tanto techno y música electrónica?
Que yo esté aquí significa que estamos en el año 2019 y que ya no hay estilos ni barreras que te digan que las cosas en la música tienen que ser blanco o negro y que hay que seguir unos estándares. Por eso un artista como yo puede aparecer en un cartel en el que la mayoría es música electrónica, porque hoy en día todos tenemos una mente más abierta y el público escucha de todo. Yo me acuerdo cuando el que escuchaba flamenco o escuchaba rap solo escuchaba eso y si decía de salirse de ahí y escuchar otra cosa entonces se liaba, como decimos en Granada. Y hoy lo bueno es que el abanico de posibilidades y gustos musicales es enorme.
¿También puede ser síntoma de que tus seguidores son tan inclasificables como fieles?
Hoy en día el público tiene una fidelidad inmensa hacia nosotros, los artistas. Yo lo vivo eso en cada concierto y, en Almería, te puedo decir que lo vivo de manera especial, porque los seguidores me dan un calor inmenso que hace que parezca hasta que soy de aquí (ríe). Pero la realidad es que es una auténtica pasada cómo ha crecido todo este fenómeno musical y yo hay veces que todavía no me lo creo. Aunque siempre lo intento, me cuesta tener los pies en la tierra porque el sueño que tenía de vivir y disfrutar de la música ya me ha sobrepasado, ha superado todas las expectativas y hay veces que siento que no tengo techo. Y es gracias al público, que me han sacado de muchos apuros y me han hecho sentirme útil en la vida, a que se valore mi trabajo. Y ese es el mejor empuje que tengo para seguir soñando. Es una verdadera bendición.
Te siguen etiquetando en el Trap. Pero tienes tanto de flamenco como de rapero o reggaetonero. ¿Crees que has encontrado un estilo propio que verdaderamente suena solo a Maka?
Lo que he logrado, creo, es sacar todo lo que había en mí y hacerlo con mi ADN propio, sin que se parezca a otra cosa. Estaba cansado de hacer rap e, incluso, me sentía a veces ridículo y por eso decidí que desde ‘Raices’ y ‘Duende’ lo que tenía que hacer era lo que yo quería hacer y creo que, gracias a este trabajo y al de artistas como Dellafuente estamos actualizando la música andaluza y española como ya lo hicieron en su época Ketama, Triana o Kiko Veneno. Estamos formando algo que hoy en día no tiene nombre, pero que cuando pasen los años esta generación lo va a tener marcado en la piel y habremos dado lugar a algo que ni lo hubo antes ni lo habrá después: este momento es único.
¿Cómo se lleva pasar de cantar en las calles de un barrio a encadenar lleno tras lleno en tus conciertos?
Cantar es lo que me llena y ver que cuando canto hay miles de personas que lo sienten tanto o más que yo es una cura para cualquier cosa mala que me llegue. Ver a gente que llega desde cualquier punto de España solo para verte y escucharte a ti es algo que, aunque suene a tópico, no me lo creo todavía. Con estas cosas que me pasan son con las que sueño a diario. Me llena de orgullo y creo que la forma de gestionarlo es llevar una vida normal, porque en cierto modo vives en una burbuja en la que todos te dicen “Maka, eres un máquina” y tienes que ser capaz de no encerrarte. Para eso lo mejor es ser autocrítico y no dejar de trabajar, de formarte y de estudiar para siempre pueda dar lo mejor de mi, porque todos sabemos que la música pueden ser dos días y mañana has desaparecido.
Te dicen que tu empresa no es formal y que no suenas en las radios. Y tú dices que estás en el top manta y sumas millones de visitas.
El mundo de la música ha cambiado por completo y los artistas hoy en día no necesitamos de las radios para sonar. El Spotify es la radiofórmula de la gente joven y el YouTube su tele. Ha cambiado la forma de consumir y, por eso, que mi música no suene en las radios es algo que no me preocupa, porque yo he demostrado que montándotelo bien y haciendo lo que verdaderamente te gusta, sin corsés, te puedes crear un universo de la nada. Yo he creado mi mundo y mi empresa y nos va muy bien sin que me encuentren en la radio o en la tele. Pero entra a YouTube y ves millones de visitas, y los discos se venden sin parar en mi página web gracias a lo que siempre ha funcionado, el boca a boca, el dar un concierto y conseguir que se convierta en una fiesta como si de un bautizo o una boda gitana se tratara. Eso es lo que me hace a mi estar contento y no si sueno o no en las radios.
En tu música hablas de la parte menos fea del barrio, de superación, de amor... Temas que no se tocaban tanto en la música urbana.
Yo canto y hablo desde mi realidad. Hoy en día es muy fácil hablar de todo lo malo en un barrio como el mío, Almanjáyar, por el morbo o por lo que se supone que se vive ahí. Y se olvidan de contar que el barrio también es unión entre los vecinos, que es lucha por salir adelante día a día... También creo que la música urbana ha perdido el miedo a hablar de amor y ese estigma yo no lo tenía porque vengo del flamenco y esa música es la que he mamado desde bien pequeño. Y me ha tocado mezclarlo con la música actual.
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