El Hospital de Urgencia de la Calle Almedina

El plano presentado fue realizado por Enrique López Rull, con la fachada en la Almedina

El antiguo edificio fue derribado y, en su lugar, hoy está la sede de la Asociación de Vecinnos del Casco Histórico.
El antiguo edificio fue derribado y, en su lugar, hoy está la sede de la Asociación de Vecinnos del Casco Histórico. La Voz
Manuel Artero
11:02 • 23 sept. 2019 / actualizado a las 11:05 • 23 sept. 2019

El 23 de septiembre de 1916 se presenta un proyecto para reparar y reformar la casa número 20 de la calle de la Almedina, propiedad en ese momento del Excmo. Ayuntamiento, con el fin de convertir dicha casa en un Hospital de Urgencia. Anteriormente en este edificio estuvo el colegio “La Graduada”. De este colegio hablaré en otra publicación. 



En aquel momento, el Hospital Provincial se encontraba en mal estado, los enfermos superaban el número de plazas, llegando a carecer de medicinas y si se prestaban algunos servicios era gracias a los esfuerzos y voluntad de los facultativos que allí ejercían.



El objetivo del nuevo hospital de la calle Almedina era principalmente prestar servicios urgentes, ser estancia provisional para enfermos graves, tener servicio de laboratorio y dispensar gratuitamente medicinas a los pobres. Además permitiría aislar a los enfermos infecciosos para evitar el desarrollo de una epidemia.



El 2 de octubre el alcalde, Sr. Pérez Cordero, presenta el proyecto explicando que la instalación de este hospital sería beneficioso para el vecindario. El Sr. Pérez López manifestó que no lo creía necesario, ya que el Hospital Provincial estaba muy cerca y además, el Ayuntamiento no tenía fondos para poder construirlo. A esta objeción contestó el Sr. Fernández Burgos, diciendo que si grave era la situación del Ayuntamiento, más grave era la de los pobres.






Otros asistentes aplaudieron el proyecto, argumentando que se trataba más de un dispensario más que de un hospital. El edificio en el que se pretendía construir daba a la calle Almedina, calle de Cicerón y calle de Ulloa. En esas fechas en la casa estaba instalada la “Oficina de Fiel Contraste de Pesas y monedas”, y el proyecto contemplaba desmontar toda la parte anterior del edificio, dejando solamente para utilizarlo, la parte de la oficina y la fachada de la calle de la Almedina.






El plano presentado lo realiza Enrique López Rull. A la sala de espera del hospital se entraba por la puerta de la calle de Ulloa. Esta sala daba acceso al despacho del médico, y desde ésta, a la sala de enfermos, al WC y a la zona de enfermeros. Por la calle de la Almedina se accedía al botiquín, del que hablaré más adelante. A la subasta celebrada para la concesión de las obras se presentaron las siguientes ofertas de coste para la ejecución de las obras:


José Gálvez Moya 

(4.582 Ptas.)

Rafael Usero Calatrava

(4.400 Ptas.)

Vicente Robles López

(4.500 Ptas.)

Francisco Moya García

(4.499 Ptas.)

Rafael Aguilera Sánchez

(4.483,15 Ptas.)

Juan Díaz 

(4.395 Ptas.)

Miguel Gabin Roldán

(4.480 Ptas.)


Las obras se adjudicaron a Juan Díaz, por ser la opción más ventajosa. 


El 19 de enero de 1917 el arquitecto municipal, Julio Egea  presenta un presupuesto adicional para poder terminar las obras, por un total de 1667,62 Ptas. Las obras finalizan el 24 de mayo de 1917.


El Botiquín El 24 de febrero de 1917, antes de la finalización de la obras, el arquitecto municipal, Julio Egea, presenta un proyecto para instalar un botiquín en el Hospital de Urgencia. 


El mostrador sería de madera de pino de Canadá, con zócalo, molduras, talla y cornisa, puertas en la parte posterior y lejas en su interior, y un tablero de mármol del país. El coste del mostrador ascendía a un total de 449,20 Pesetas. 



El Botiquín se completaba con una estantería para el botámen. Con cinco armaduras interiores, puertas, largueros horizontales y verticales, lejas, pilastras, molduras, basa capitel. Puertas frontales, cornisa de coronación. El coste del mueble ascendía a 2.146,60 Pesetas.


El pliego de condiciones para realizar la obra necesaria la construcción de la sala Botiquín exigía, entre otras cosas, que “las piedras y mármol serán de excelente calidad, de color uniforme, sin defecto alguno y procederán de las fábricas de la provincia. El ladrillo debía ser de la localidad, compacto, bien moldeado y duro”.


“Las baldosas de cemento, procederán de las fábricas de la capital, serán duras, e iguales en forma y espesor, bien moldeadas y colores uniformes”.


El proyecto fue aprobado por la Comisión de Ornato, el 26 de Febrero, y se sometió a subasta en el pleno celebrado el 23 de mayo de 1917, en el salón de sesiones de la Casa Consistorial, siendo alcalde Don Francisco Pérez Cordero, y regidor Don Antonio Fernández Burgos. Solo se presentó una propuesta de Don José Capel Álvarez, en la que se comprometía a ejecutar las obras por la suma de 2.889 Pesetas. José Capel cesiona la contrata a favor de Don Rafael Usero Calatrava. La recepción de la obra del botiquín se firmó el 6 de noviembre de 1920, en una reunión en la casa número 20 de la calle Almedina, y fue firmada por el presidente de la Comisión de Ornato, Antonio Alonso Díaz, por los vocales de dicha comisión y por el arquitecto Julio Egea.


Actualmente en el lugar que ocupaba el hospital de urgencia, se encuentra la AA.VV. del Casco Histórico. El antiguo edificio fue derribado y se construyó el que conocemos hoy día.


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