Una colección de moda que nace de las propias raíces. De la tierra que da sustento a una familia. En un sentido literal. La joven abderitana Elena Funes ha diseñado ropa y complementos combinando materiales del invernadero sin más medios que una máquina de coser, una tabla de planchar y herramientas de bricolaje. La imaginación y el afán por contar la historia del milagro de la agricultura almeriense la han movido en un proceso que aún no ha culminado.
En la propuesta de esta creadora todo es imaginación: mallas de sombreo para un elegante traje que recuerda al característico ‘tweed’ de Coco Chanel, hilo de rafia y grapas que configuran un estiloso broche y un plástico acolchado para hacer la estampación de una bonita falda de vuelo.
Estudiar el comportamiento de los materiales ha sido una tarea fascinante que ha llevado a Elena Funes a sacrificar ideas que no funcionaban. “Ha sido un proceso de seis meses de trabajo: documentación, investigación en la Universidad y estudio de las siluetas; me he enfrentado a lo desconocido”, confiesa a LA VOZ.
Y no exagera. Su nivel de exigencia es tal que ha dividido la colección en tres secciones de diez diseños cada una. Cuenta el pasado, el presente y el futuro de nuestro campo, el mismo que ha sacado adelante a su familia. De cómo empezó el milagro de la agricultura en los 60 al cubrir el enarenado del suelo con plástico a la revolución verde y un futuro que ella imagina con el agricultor recopilando datos de humedad, temperatura y PH.
“Quería contar a la gente una historia que, a mis ojos, es importante, la historia de cómo nació y cómo es ahora la huerta que da de comer a toda Europa”, expresa la diseñadora, que al mismo tiempo traslada al terreno del arte e imprime optimismo al relato de la provincia.
Concebido como trabajo de fin de estudios, el proyecto de Funes tiene su aplicación ecológica: declara la guerra a la ‘basuraleza’, ya que intenta encontrar un valor a un plástico condenado a acabar integrado en el mar y en la tierra.
Pasado, presente, futuro
Cada uno de los apartados en los que se divide la colección de Elena Funes consta de sus siluetas, materiales y narrativas y todos, de principio a fin, están trabajados en clave de alta costura.
Un medio para contar historias
Nacida en Adra en 1985, Elena Funes ha estudiado en la Escuela Superior de Arte y Diseño de Andalucía (Esada), con sede en Granada. En la actualidad, sigue vinculada al centro ya como docente. Imparte asignaturas relacionadas con la historia y la imagen de la moda. Un mundo que le interesa desde el punto de vista de la investigación y como medio para contar historias.
La sección dedicada al pasado de nuestra agricultura está conectada con los 60 y diseñadores como Balenciaga. “Represento moléculas de algunas sustancias químicas cuando las plagas se combatían a golpe de estas, para ello utilizo piedras estableciendo una analogía”, indica.
La del presente tiene que ver con la irrupción de la crisis y el cierre del mercado europeo al detectarse niveles alarmantes de químicos. Ahí entra juego el control de plagas hasta dar con un producto sostenible y de calidad. “La tela mosquitera aporta un punto etéreo y el hilo de rafia parece lana y me sirve para hacer un jersey; también rindo homenaje al Amblyseius Swirskii, uno de los grandes depredadores en la lucha de plagas, confeccionando un broche con este insecto”.
Por último, un futuro en el que condiciones climáticas extremas obligan a recurrir a organismos editados genéticamente. “Uso un poliester de anorak de aire futurista y lo combino con una malla que tiene un aspecto onírico”, concluye.
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