El flamenco fue incluido como patrimonio inmaterial de la humanidad en 2010. Sin embargo, aún queda un gran trabajo de estudio, difusión y acercamiento a las nuevas generaciones. Una labor que viene de la mano de jóvenes artistas y estudiosos que tienen la misión de elevarlo al estatus que merece por su categoría y de renovar un público que envejece año tras año.
Ella pertenece a esa nueva generación de flamencos que han añadido la faceta académica a su arte. Tras estudiar los cantes almerienses como parte de su trabajo de fin de estudios, Ana Mar García de Quero (Almería, 1990) ahora se ha asentado como profesora de cante en el conservatorio de Murcia y vive un momento profesional dulce en el que puede compatibilizar un trabajo que le apasiona con su vida sobre los escenarios y en los estudios de grabación.
Siendo el flamenco un patrimonio de la humanidad ¿por qué está presente en tan pocos conservatorios?
Hace poco vi un dato y, de unos 80 conservatorios que hay en toda Andalucía, tan solo en 7 u 8 se estudia guitarra flamenca. Y digo guitarra porque es lo más extendido. Cante, por ejemplo, solo se encuentra en el profesional de Sevilla.
¿Y por qué está tan mal cuidado?
Yo estoy totalmente convencida de que esto no pasaría en otros países. Fuera cuidan mucho más lo suyo. Si el flamenco fuera catalán estoy convencida de que estaría en todos los conservatorios y escuelas, pero yo creo que nos falta un poquito de amor propio.
¿Le choca a la gente que se relacione el flamenco con la intelectualidad y el estudio académico?
Mucha gente no sabe ni comprende los estudios que yo he hecho. Se piensan que vas un ratico a cantar y ya está. Yo he cursado mis 60 créditos durante cuatro años, como en un grado. Tienes una formación integral y muy global de toda la música y, luego, específicamente del flamenco.
Y parte de esas críticas vendrán desde el propio entorno.
Ahí, los que más. Hay quién está convencido de que el flamenco no se debe de estudiar en un conservatorio. No te puedes ni imaginar la de detractores que hay. Dicen que se pierde pureza, que el flamenco no se puede estudiar en una partitura.
Ahí está tu estudio sobre los cantes almerienses para demostrar lo contrario.
Yo escribí partituras sobre los cantes de Almería y les di mi propio enfoque. No estoy diciendo que ese cante sea así, pero sí que hay una referencia escrita, porque lo que no se escribe está destinado a perderse. Yo lo que hice es ver similitudes y diferencias entre unos y otros e intentar establecer una clasificación.
¿Desde el escenario cuesta encontrar caras jóvenes en vuestro público?
Es una pena, pero es así. Siempre digo que la gente a la que no le gusta el flamenco es porque nunca ha ido a escuchar el cante delante de ellos. Con una música tan pasional, tan espiritual, tan del alma, hay que ir a escucharla a una peña, a que te canten al lado.
Los flamencos jóvenes tenéis la responsabilidad de crear público nuevo.
Yo creo que es fundamental el trabajo desde pequeños. Yo puedo intentar que vengan mis amigos a escucharme cantar alguna vez, pero la base son los niños. Ahí es por donde tenemos que empezar a trabajar, en que los nenes escuchen flamenco.
Rosalía, con su música, ha acercado ahora a una nueva generación. ¿Piensas que es positivo?
Lo que sea que te lleve a que te guste el flamenco, bienvenido sea. Rosalía, como artista, me parece brutal, pero si yo me pongo mañana a cantar una ópera, eso no me convierte en cantante de ópera, porque no tengo las facultades, no he trabajado mi técnica ni mi voz ni mi estilo. Me convertiría en una cantante de flamenco que se acerca a la ópera. Esa es la diferencia. Es una gran cantante que se ha acercado al flamenco, pero no es una cantaora. Pero me parece muy buena la labor que ha hecho para que los jóvenes se acerquen al flamenco y porque en EE.UU. alguien sepa quién es Morente o Camarón o Marchena.
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