Evaristo Martínez
22:32 • 28 dic. 2011
Desde que Martes y Trece hicieran universal la empanadilla de Móstoles, el humor está tan ligado a la Nochevieja como las uvas, la Puerta del Sol o el ‘Un año más’ de Mecano. Para ir abriendo boca, el Teatro Apolo acoge hoy y mañana el ciclo ‘Cómicos Fin de Año’, dos noches y cuatro sesiones con nombres como los de Kikín, Carolina Noriega, Marco Antonio, Alvarito, Pepe Céspedes y Paco Calavera, quien cierra así un año redondo.
Otra vez a despedir el año de buen humor.
Es el tercer año que se hace. Lo que mola de este espectáculo ‘Cómicos de Fin de Año’ es que se está instaurando como una tradición, así que ojalá que no se pierda, aunque no seamos los mismos cómicos. Es una buena oportunidad para ver lo que se hace en comedia en Almería a lo largo del año, como un resumen de lo mejor que hemos sido capaces de escribir. Y además siempre intentamos contar con algún cómico invitado para que haya un poco de oxígeno, en el acento sobre todo (risas).
Para usted ha sido un 2011 especialmente redondo.
No he parado. Primero estrenando ‘Mamocracia’, luego el programa de radio en Onda Cero, la serie ‘Museo Coconut’ para Neox, la gira con Paramount del espectáculo ‘Diez cómicos diez’... Y el resto de cómicos con los que suelo trabajar también han tenido muchos proyectos.
¿Han notado la crisis?
Nos pasa como a todos: hay que trabajar el doble para ganar lo mismo que antes. Pero lo importante es que nos dedicamos a lo que nos gusta y tenemos trabajo.
Los monólogos han resurgido con la crisis. ¿Casualidad?
Ha habido un crecimiento directamente proporcional en todo el país. Hay varias razones. Muchos empresarios han visto un reclamo comercial no sólo en los monólogos, también con los conciertos y otro tipo de espectáculos: en Almería y provincia cada vez son más los locales en los que trabajamos. Y además la gente es capaz de quitarse de muchas cosas pero si le quitas la diversión, reírse o poder tomarse una copa el fin de semana no queda nada.
El humor, ¿es ciencia o arte?
Hay un poco de las dos cosas: es una ciencia porque se estudia, se analiza, se investiga y se buscan nuevas fórmulas, y un arte porque hay formas artísticas de hacer humor, como lo que hacía Gila: él era ciencia, arte y mucho más. No era comedia funcional, sino de autor, tenía estilo propio, y eso es lo más importante en la comedia.
¿Y cuál es el estilo Calavera?
Es muy complicado, llevo dedicándome a esto más de diez años y no he dado con la fórmula mágica. A mí me gusta todo tipo de humor, desde la alta comedia a un chiste soez. No hago ascos a ningún palo así que por eso creo que aún está sin definir (risas).
Imagine que en 30 años protagoniza la secuela del anuncio de los cómicos de Campofrío. ¿Junto a quiénes de su generación le gustaría aparecer?
Me parecería algo increíble pero si sucediese me gustaría que aparecieran unos que ya tenían que haber estado en éste: Joaquín Reyes y compañía, los ‘chanantes’. Han sido los últimos cómicos en implantar un nuevo estilo, con un lenguaje propio: desde Chiquito no recuerdo a nadie tan trascendental. Así que en ese hipotético anuncio deberían estar ellos, Buenafuente y otros no tan conocidos por el gran público pero que lo serán, como Ignatius. Y Pepe Céspedes, claro (risas).
¿Cuál cree que es el ADN del humor almeriense?
Si por eso entendemos la comedia que hacemos Kikín, Pepe Céspedes, Alvarito y yo, el rasgo principal, aunque quede mal decirlo, es la valentía. Sin habernos puesto de acuerdo tenemos muy claro que hay que ir un poco más allá en la comedia que se hace, respetando todos los estilos. Nos gusta mucho nuestra forma de ser, ese sentimiento pesimista que sigue estando anclado en nuestros genes. Ya sabes, eso de “si es de Almería va a salir mal” o “aquí eso no se puede hacer”. Algo que gracias al ‘efecto Bisbal’ ha cambiado un poco pero nos sigue costando: lo que necesitamos es creernos más que podemos hacer las mismas cosas que en
Otra vez a despedir el año de buen humor.
Es el tercer año que se hace. Lo que mola de este espectáculo ‘Cómicos de Fin de Año’ es que se está instaurando como una tradición, así que ojalá que no se pierda, aunque no seamos los mismos cómicos. Es una buena oportunidad para ver lo que se hace en comedia en Almería a lo largo del año, como un resumen de lo mejor que hemos sido capaces de escribir. Y además siempre intentamos contar con algún cómico invitado para que haya un poco de oxígeno, en el acento sobre todo (risas).
Para usted ha sido un 2011 especialmente redondo.
No he parado. Primero estrenando ‘Mamocracia’, luego el programa de radio en Onda Cero, la serie ‘Museo Coconut’ para Neox, la gira con Paramount del espectáculo ‘Diez cómicos diez’... Y el resto de cómicos con los que suelo trabajar también han tenido muchos proyectos.
¿Han notado la crisis?
Nos pasa como a todos: hay que trabajar el doble para ganar lo mismo que antes. Pero lo importante es que nos dedicamos a lo que nos gusta y tenemos trabajo.
Los monólogos han resurgido con la crisis. ¿Casualidad?
Ha habido un crecimiento directamente proporcional en todo el país. Hay varias razones. Muchos empresarios han visto un reclamo comercial no sólo en los monólogos, también con los conciertos y otro tipo de espectáculos: en Almería y provincia cada vez son más los locales en los que trabajamos. Y además la gente es capaz de quitarse de muchas cosas pero si le quitas la diversión, reírse o poder tomarse una copa el fin de semana no queda nada.
El humor, ¿es ciencia o arte?
Hay un poco de las dos cosas: es una ciencia porque se estudia, se analiza, se investiga y se buscan nuevas fórmulas, y un arte porque hay formas artísticas de hacer humor, como lo que hacía Gila: él era ciencia, arte y mucho más. No era comedia funcional, sino de autor, tenía estilo propio, y eso es lo más importante en la comedia.
¿Y cuál es el estilo Calavera?
Es muy complicado, llevo dedicándome a esto más de diez años y no he dado con la fórmula mágica. A mí me gusta todo tipo de humor, desde la alta comedia a un chiste soez. No hago ascos a ningún palo así que por eso creo que aún está sin definir (risas).
Imagine que en 30 años protagoniza la secuela del anuncio de los cómicos de Campofrío. ¿Junto a quiénes de su generación le gustaría aparecer?
Me parecería algo increíble pero si sucediese me gustaría que aparecieran unos que ya tenían que haber estado en éste: Joaquín Reyes y compañía, los ‘chanantes’. Han sido los últimos cómicos en implantar un nuevo estilo, con un lenguaje propio: desde Chiquito no recuerdo a nadie tan trascendental. Así que en ese hipotético anuncio deberían estar ellos, Buenafuente y otros no tan conocidos por el gran público pero que lo serán, como Ignatius. Y Pepe Céspedes, claro (risas).
¿Cuál cree que es el ADN del humor almeriense?
Si por eso entendemos la comedia que hacemos Kikín, Pepe Céspedes, Alvarito y yo, el rasgo principal, aunque quede mal decirlo, es la valentía. Sin habernos puesto de acuerdo tenemos muy claro que hay que ir un poco más allá en la comedia que se hace, respetando todos los estilos. Nos gusta mucho nuestra forma de ser, ese sentimiento pesimista que sigue estando anclado en nuestros genes. Ya sabes, eso de “si es de Almería va a salir mal” o “aquí eso no se puede hacer”. Algo que gracias al ‘efecto Bisbal’ ha cambiado un poco pero nos sigue costando: lo que necesitamos es creernos más que podemos hacer las mismas cosas que en
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