Hace algo más de seis años, varios jóvenes del audiovisual almeriense se embarcaron en la aventura de su vida: rodar su primer largometraje. Una experiencia ya de por sí inolvidable que decidieron hacer aún más épica: filmarían en Nueva York en un tiempo marcado por un billete de ida y otro de vuelta que cerraron antes de partir. El resultado fue 'TRY', una dramedia que tras pasar por festivales españoles (Sevilla, Almería y Calzada de Calatrava, donde ganó tres premios) e internacionales (Medellín, Génova) se podrá ver en España a partir del viernes 10 de septiembre en Netflix.
"Estoy muy feliz de que se estrene en una plataforma a la que casi todos podemos acceder", cuenta por teléfono a LA VOZ su director, Ángel Haro (Almería, 1985), instantes después de conocer la noticia. "En el Festival de Cine Europeo de Sevilla gustó mucho a TVCO, una distribuidora italiana que apuesta por cineastas noveles. Gracias a ellos en Estados Unidos y Reino Unido estamos en el catálogo de Amazon pero en España, aunque lo habíamos probado con alguna plataforma, no se podía ver todavía".
Aunque rodada en su mayor parte en Nueva York, donde transcurre la historia, 'TRY' también filmó interiores en Madrid, Berlín y Almería. "Rodamos en el pub Súper 8, en la clínica Trótula y en la universidad, lugar que transformamos en el aeropuerto, algo que vimos que Alberto Rodríguez había hecho en 'El hombre de las mil caras', donde todos los aeropuertos son universidades", afirma Haro, en la actualidad profesor de audiovisuales, con una sonrisa en la voz.
Dos amigos en Nueva York
En la película, 'TRY’ es el código de un aeropuerto ficticio de Nueva York. En sus calles se reencuentran, tras años desconectados, Camila (Ana Loig) y Marcos (Sergio Moral), mejores amigos desde su niñez. Él enseña teatro en una escuela infantil mientras desarrolla proyectos para los escenarios. Ella aterriza buscando un cambio vital que le haga salir del estancamiento después de años como cantante de cruceros. Por los rincones de una ciudad nevada, tan salvaje e inhumana como cálida e íntima, intentarán recuperar la esencia de su relación, mientras la madurez y sus tributos aguardan a la vuelta de la esquina.
Al estilo de la trilogía que abrió 'Antes del amanecer', tanto Ana Loig como Sergio Moral participaron en el guion, escrito también por Ángel Haro, Franco Retamales y Javier John Planell. "Sus personajes no son ellos pero sí incorporaron, aunque deformadas, muchas cosas de su amistad real y de sus experiencias compartidas", explica el director acerca de la pareja de intérpretes, ambos malagueños.
Un 'mumblecore' almeriense
Exponente nacional, y almeriense, del 'mumblecore' --esa corriente del cine 'indie' que presenta historias sobre jóvenes en encrucijadas vitales con diálogos e interpretaciones frescas y naturalistas, filmadas con pocos medios, cámaras en mano y mucha improvisación--, 'TRY' esconde, más allá de las siglas de ese aeropuerto irreal, una confesión y un llamamiento.
La confesión: 'Try' como intento. O el propósito, a todas luces osado, de rodar en una ciudad (y qué ciudad) extraña, hacerlo contra el reloj y salir triunfantes. Y con un grupo de jóvenes encabezando por primera vez los principales departamentos de una producción cinematográfica. Entre ellos, Franco Retamales (director de producción), Raúl Llóriz (sonido), Pablo Miralles (fotografía), Thais del Águila (colorista), Mau Murillo (jefatura de producción) y Fran Rubí (VFX, animación y créditos), hoy profesionales del audiovisual más que consolidados. En los créditos figuran asimismo nombres como los de Franco Retamales y Noe González (ayudantes de dirección), Loles Peña y Sofía Rodríguez (producción), Daniel Miralles (auxiliar de cámara), Merche Maldonado, Pol Andreu y Ari G. Gázquez (script) y Mari Carmen Díaz (figuración).
Y el llamamiento: 'Try' como revulsivo. O un imperativo para huir de la calma y meterse sin salvavidas en el corazón de la tormenta. En este caso, un presupuesto casi invisible (sin subvenciones, todo salió de sus bolsillos y de un pequeño micromecenazgo), el frío de la época en la que rodaron (entre febrero y marzo de 2015, al encontrar los billetes de avión más baratos), con temperaturas de hasta quince bajo cero, y con actores secundarios elegidos desde la distancia a través de castings por internet, años antes de que la pandemia convirtiera en habitual esta práctica.
No todo fueron dramas. Como explicaba Ángel Haro en una entrevista concedida a este periódico tras su periplo por Nueva York, la suerte se alió con ellos al encontrar en Brooklyn una casa con cuatro plantas, cada una con una decoración diferente, que les sirvió para localizar distintos interiores. También los permisos, "completamente gratuitos" y resueltos casi al momento. Y, por supuesto, disponer, aunque con tiempo limitado, de la ciudad que nunca duerme y sus recodos. "Es un escenario vivo, allá donde fijáramos el tiro de cámara el fondo era espectacular”, recordaba.
“El cine de nuestra memoria nos la hace tan conocida que forma parte del pasado”, escribe acerca de Nueva York el periodista Enric González. Y así es: según la base de datos IMdB, Nueva York ha servido de escenario para cerca de 10.000 películas. Es la ciudad de Spiderman y de Woody Allen, de Harry y Sally y de Martin Scorsese, de los Cazafantasmas y de Francis Ford Coppola, de Serpico y de Billy Wilder, de Annie Hall y de Spike Lee.
Pero también la de algunos cineastas españoles que se liaron la manta a la cabeza para romper fronteras y derribar prejuicios: José Luis Garci con 'El crack' (1981), Manuel Summers con 'Ángeles gordos' (1982), Fernando Colomo con 'La línea del cielo' (1983) o Jorge Torregrossa con 'La vida inesperada' (2013). Una nómina a la que ya pertenecen, por méritos propios, Ángel Haro y su equipo, gracias a una película, 'TRY', que es algo más que una película. Y que, por fin, podremos disfrutar en España: a partir del 10 de septiembre en Netflix.
Más almerienses en la película
En distintos cometidos y en varias fases de la producción también participaron en el filme otros almerienses.
Rafa Barranco fue jefe de eléctricos; Mario Abad, secretario de producción; Leticia Guel y María José Pallán estuvieron en dirección de arte y Aida Marín fue ayudante de arte.
En vestuario trabajó Cristina Peláez, en maquillaje Patricia Arroyo y Salva Moya se encargó de la segunda unidad de sonido directo.
José Antonio Martín fue auxiliar de cámara, Antonio Jesús Montero ejerció de eléctrico y Rocío Sierra y Cristina Peláez de community managers.
Por su parte, Ivana Retamales, Mar Haro y Juan García trabajaron como traductores, Matu Santamaría se encargó de las ilustraciones web y Cristina Navarro, Antonio Ferrón y Sara Ortiz desarrollaron la labor de auxiliares de producción. La supervisora de producción fue Cristina Romero.
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