Angustias Bonilla cumple 40 años como funcionaria en la Junta de Andalucía. Nació en Laujar de Andarax y en su tiempo libre escribe críticos poemas que reflejan la "sociedad injusta" que le gustaría "cambiar" para sentirse bien.
¿Todo lo que escribe es causa de su temprana observación?
Sí, desde muy pequeñita mis padres se preguntaban ‘cómo podía acordarme de cosas de cuando tenía dos años’.
¿Sigue siendo tan observadora?
Me gusta oír a la gente, escuchar sus problemas mientras miro sus ojos. Los políticos deberían desplazarse en autobús y escuchar lo que verdaderamente les preocupa a los ciudadanos.
Si coincidiera en el asiento del bus con el alcalde de Almería, Ramón Fernández-Pacheco, ¿le ofrecería ventanilla o pasillo?
Por supuesto, ventanilla. Desde ahí, aparte de ver cómo está la ciudad, escucharía más de cerca la voz de los ciudadanos.
Cuéntenos una anécdota en un autobús.
Durante una campaña electoral en las municipales, al salir a coger el autobús encontré una maceta que había dejado el PSOE de Almería en la puerta de las casas de mi barrio. Y dentro del transporte escuché a una señora comentar: “¡Madre mía, los socialistas me han puesto una ‘siempreviva’ en mi puerta, pero como yo voy a votar al PP la voy a dejar que se seque!”.
¿De pequeña veía 'La Casa de la Pradera'?
Sí, me encantaba; había mucho cariño familiar y se daban muchos consejos. Recuerdo al personaje de Nellie Oleson, una niña malcriada y perversa. También veía a los Payasos de la Tele.
¿Cuál era su favorito?
Fofó (ríe). Me encantaba, era muy bonachón, muy buena gente y cercano a los niños. También veía el teatro en la televisión en blanco y negro y te diré que soy una gran melómana.
¿Qué diría hoy si le preguntamos: “¡¿Cómo están ustedes?!”
Yo siempre estoy bien. Bueno, nunca se está del todo bien porque pienso mucho en los demás y la cosa está fastidiada para muchos, y cuando oigo que a la gente le van a subir el salario me digo: ‘ya ves, 15 euros’. Siempre me sale la política y es que no se puede ignorar la política porque es como la vida misma: los problemas de la gente.
¿Qué problemas reflejan su poemario ‘Desde mi Corazón’?
Fue publicado en 2007 y guardo un gran recuerdo porque me lo presentó Pilar Quirosa-Cheyrouze en la delegación de Cultura de la Junta de Andalucía. Los poemas que incluí son el reflejo de una sociedad tan injusta como las poblaciones vulnerables o las comunidades LGTBI; si nos pusiéramos en su lugar, el mundo cambiaría.
¿Qué le llevó a escribir el libro?
Estuve 21 años en el comité de empresa de un sindicato y tuve la ocasión de conocer de cerca la realidad de los migrantes. En una ocasión vi un documental que mostraba ‘Los nichos de los sin nombre’ y me inspiró esta poesía: “…por grandes que sean las fronteras, no dejarán de cruzar; mientras, los gobernantes se ponen a contar a cuántas personas ha atrapado el mar; se acuestan a dormir con toda tranquilidad un día y otro día. Descalza por la orilla, con ganas de llorar, me puse a gritar: ¡Justicia, justicia para ellos y para ellas…!”
Con su otro libro, ‘Don Quijote, Risas y Humor’, hizo un trabajo de rima ingeniosa.
La primera vez que leí El Quijote tenía 11 años y me encantó, luego lo he leído en dos ocasiones más. Con 45 años me hizo mucha gracia, intenté rimarlo, añadir alguna cosilla. Observé que el hidalgo no está loco, es atrevido.
¿Cree que la culpa de que algunos jóvenes no se inicien en la lectura de El Quijote se debe a Cervantes, que presenta al héroe que nadie desea: flaco y desamparado?
Yo creo que si las ocho primeras páginas de un libro gustan al lector, no lo abandonará. Esta historia me ha gustado y Cervantes la bordó. En mi libro lo he resumido en rimas porque quería darle un toque personal. Pido a los lectores que se diviertan leyéndolo, que la vida son dos días, y que no pasa nada si dejamos volar nuestra imaginación. Si no, díganme ustedes: qué es ser cuerdo sin ser majara (ríe).
El Quijote también sufrió su propio confinamiento mental leyendo novelas de caballería.
Durante el confinamiento se me cortó la inspiración. No salía a la calle y me sorprendía ver a gente que pedía prestada la mascota al vecino para salir. No me gustó nada estar encerrada, así que me dediqué a cuidar mis macetas y a escribir de noche, la luna me inspira mucho.
Laujar de Andarax es su pueblo. ¿Qué destacaría de él?
Soy una laujareña muy orgullosa de mi tierra y destaco la cultura que hay en mi pueblo a través del Centro Hispano Filipino -conocido como la 'Casa Palacio de Los Moya', cuya responsable es Rosa Fuentes-, donde se encuentra la biblioteca y el despacho original de Francisco Villaespesa cedido por la Universidad de Almería.
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