Mela García-Pérez (44), ingeniera de caminos trabajando actualmente en Almería, fiel defensora de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 y todo un ejemplo por su trayectoria profesional. Tras haber viajado por varios continentes y decenas de países realizando proyectos pioneros, ha vuelto a Almería, a pesar de ser de Huelva, para seguir desarrollando su vida laboral, además de contribuir a esta provincia y país, a los que tanto tiene que aportar.
¿Qué te empujó a estudiar Ingeniería?
Siempre había sido muy buena en matemáticas y física. Me viene desde que soy pequeña y cuando tuve la oportunidad de estudiar física, me gustó todavía más. En los últimos años de Educación Secundaria nos dieron unas charlas de lo que hacía un ingeniero, y vino un hombre especializado en Ingeniería de Caminos y me resultó súper atractivo lo que desarrollaba en su trabajo. Tenía dudas entre Ingeniería de Caminos o Industriales, y finalmente me decanté por Caminos. Además me gustaba mucho viajar, y como englobaba obra civil, siempre estaba de arriba a abajo.
¿Ha cambiado mucho el modo de enseñar Ingeniería de Caminos en la actualidad?
Cuando yo la estudié era mucho más completa, eran seis años. Ahora con el Plan Bolonia se ha ido simplificando añadiendo una serie de especialidades. Sin embargo, yo a día de hoy, me encuentro estudiantes de Caminos que hay ramas de la Ingeniería que no han tratado... No han hecho puertos, carreteras u obras hidráulicas; y en mi programa de entonces sí que se incluía. Lo bueno es que ahora es un programa mucho más práctico, pueden hacer prácticas en empresas por cómo está configurado el plan de estudios. Además tienen mucha parte de diseño con ordenador, algo que entonces no había. Ahora ya no se hace un plano a mano alzada, es impensable.
¿Cuán importante ha sido trabajar en países como Mozambique, Brasil, Senegal, Egipto?
Me ha permitido, por un lado, valorar el concepto del ingeniero español. Al llegar a esos países y trabajar con ellos aprecias la formación y la experiencia que tienen. Los ingenieros que se forman en España y en Francia son muy buenos. Por ejemplo, en el resto de países yo notaba la diferencia y de alguna manera perdíamos el complejo que teníamos. En esos países tan aislados y sin tener una red de apoyo continua, hace que te liberes un poco de esa necesidad de promocionar. Era mucho más fácil, no tenías un 'papá ingeniero' que te tutorizaba y tú misma te hacías responsable. En mi caso, he tenido la oportunidad de desarrollar proyectos que en mi vida profesional no hubiera podido hacerlo, como grandes depuradoras, que aquí no se hacen. Cuando llegué a Brasil, recién salida de la carrera, me encargaron diseñar la red de abastecimiento de agua de una población de 300.000 habitantes. Eso, a día de hoy en España, es impensable. Viaja también es importante para adquirir seguridad, independencia, sobre todo trabajar con personas de otras culturas.
La vuelta a Almería, ¿a qué se debió?
Volví porque mi familia estaba aquí. Llevaba mucho tiempo fuera, estaba algo cansada de todo el trabajo de tantos años y empecé a trabajar aquí.
¿Y has sentido un retroceso en cuanto a oportunidades?
Sí, bastantes. Aquí está todo muy sectorizado, muy escalonado. Es muy difícil subir de un peldaño a otro. No es tan fácil la promoción en función de tus conocimientos o de tus capacidades. Eso sí pasa en la cultura americana, donde si trabajas mucho, al final puedes llegar donde quieras. Quizá, por expresarlo de alguna manera, la promoción es hereditaria. Llega un momento en que está el tope, y hasta ahí se puede llegar.
Sí, de hecho la situación de los jóvenes es más complicada por la falta de oportunidades
Es complicadísimo. Tenemos un concepto de la vida profesional que va por herencia. Hay que promover a las personas, a la vez que estructurar el trabajo, romper esas barreras para hacerlo de un enfoque diferente y salir de esa zona de confort, que también genera mucha tensión. Es muy sencillo decir que trabajo ocho horas, según el trabajo que desempeñes, que no me crea ningún tipo de problema, preocupación y complejidad, y claro, cómo vamos a modificarlo. Buscar la progresión siempre es complicado. A mí , particularmente, no me ha pasado, pues estaba inmersa en un mercado laboral anglosajón, donde si trabajas más, tienes las oportunidades que quieras. Aquí no.
Entonces está más que justificado que los jóvenes se vayan de España
Entiendo que los jóvenes se vayan, es una oportunidad. Entiendo que no tienen experiencia, pero es que para que la tengan, hay que dejarles trabajar. Se les da ese trabajo que a ti no te gusta, en lugar de formarle. Consiste en formarles, no darles el trabajo que a uno no le gusta. Hay que enseñarle porque tienes la responsabilidad de un cargo superior. Parece que cuando más se sube, menos se hace. Hay que motivarles y enseñarles. Por eso, cuando salen a otros países, sobre todo de cultura anglosajona, si se esfuerzan, pueden tener oportunidades, aunque también es muy fácil que les despidan.
La presencia femenina universitaria en áreas de la Ingeniería, Tecnología, Ciencia sigue escaseando, ¿es la falta de referentes femeninos o se desconoce la labor de los y las ingenieras?
Por un lado, sucede que no hay tantos ejemplos de mujeres que ocupen esos puestos, con esas responsabilidades y que se visualice. No se fomenta en la cultura del día a día en las niñas. En los niños, cuando se aprecia que le gustan una serie de cosas, enseguida se les ayuda, porque desde el punto de vista masculino puede resultar más interesante, sobre todo a nivel informático. Y eso no suele llamar la atención de las niñas. Sin embargo, en Arquitectura hay más presencia femenina que en Ingeniería. No hay esos roles, no se les está ofreciendo un mercado laboral flexible, no se fomenta ese tipo de actividades en la vida escolar que resulten atractivo... Una ingeniera puede hacer muchas cosas y ver el mundo de muchas maneras.
Dentro del amplio abanico que ofrece la Ingeniería, ¿hay sectores que siguen muy masculinizados, como el Motor o la Informática? ¿Hay alguna rama que las mujeres no elijan por motivos de este índole?
En todo lo que está relacionado con el Diseño de Vehículos, sí que hay mujeres, pero no están tan integradas como puedan ser en otras, como por ejemplo Telecomunicaciones, donde sí que hay bastantes. Sin embargo, todo lo que tiene que ver con la parte industrial propia de la mecánica tiene menos mujeres que forman parte de eso. Nunca ha habido paridad en las clases, jamás. Eso a día de hoy no ha pasado. Hay muchos más ingenieros que ingenieras. Tenemos un ratio de 0,7, y como formamos parte del Pacto Global de las Naciones Unidas, se obliga forzosamente a contratar a más mujeres en igualdad de condiciones.
¿Son reales las brechas salariales?
A día de hoy, dependiendo de las políticas que se apliquen, puede ser que sí o que no, pero generalmente sí que hay esa brecha. De hecho, a la hora de negociar, los hombres son mucho mejores que las mujeres y se ve más positivo que un hombre reclame más dinero, y cuando lo hace la mujer no está tan bien visto.
¿Se ha encargado la sociedad de alejar a las mujeres de la evolución tecnológica?
En mi opinión, las chicas de mi edad éramos guerreras, veníamos de una época donde nuestras madres se habían incorporado al mercado laboral. En mi casa mi abuela trabajaba, me he criado en un ambiente donde había repartición de tareas domésticas y el hombre en casa trabajaba. Entonces, la imagen de una mujer trabajando, la tengo asignada. He tenido la suerte de verlo y me parece que es lo que tiene que ser. Veo que mucho de lo que nuestras madres lucharon o nosotras mismas, las generaciones más jóvenes, no. Están mucho más preocupadas por la imagen, por si están más guapas, más feas, más delgadas... Se ha vuelto a relaciones chicos-chicas donde las controlan, después de todo lo que hemos peleado por esa independencia. Se está volviendo a la visión de hace 100 años. Y luego, por otra parte, están aquellas chicas dispuestas a romper con ese techo de cristal y seguir hacia delante, pero claro, perdiendo un poco la identidad femenina. Yo, por mucho que defienda los derechos de la mujer, seguiré siendo una mujer. Siempre lo he dicho, no quiero llegar a un puesto directivo obrando como un hombre, no lo soy. Mi manera será otra.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 como el fin de la pobreza, hambre cero, reducción de desigualdades, igualdad de género, ¿hay previsión de cumplimiento?
Ya se está hablando de 2050, se están poniendo las bases para llegar ahí. En España, sobre todo en políticas de energéticas, nos iremos aproximando poco a poco en niveles del 85%. En el caso del fin de la pobreza, vamos para atrás.
¿Podrían considerarse problemas endémicos o hay esperanza de voluntad política para resolverlos?
Son problemas de cómo se conciben el mundo. Nosotros dependemos de las necesidades de un gobierno, estamos globalizados. Hemos perdido totalmente nuestra conexión con la parte democrática. En realidad, nosotros somos los que tenemos el poder y deberíamos ser quienes les dijéramos a los gobernantes que ciertas cosas no las pueden hacer porque les afecta directamente. La gente está totalmente desvinculada de eso. No es que exista pobreza cero, sino que se está creando una lacra de población pobre que le va a costar mucho trabajo salir de esa situación. Hablo de países desarrollados y les va a costar mucho volver a integrarse. En el resto de países emergentes, como en los africanos, han sido las mujeres las que están haciendo que evolucionen. Por ejemplo, Kenia, Tanzania, Nigeria, Senegal, Mozambique. En Namibia (país del suroeste de África), el Gobierno obliga a crear instituciones tipo 'zebra', es decir, 'hombre y mujer, hombre y mujer'.
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