Nieves García Moreno (Lucainena de las Torres, 1926) es una mujer sencilla. Acumula la sabiduría vital de quien ha cumplido 95 años haciendo lo que dictaban los cánones de su tiempo: cuidar de los suyos. Ahora es su familia la que está pendiente de ella aunque, a juzgar por la clarividencia con la que observa el mundo, podría pensarse que no lo necesita.
Aún recuerda el miedo y la incertidumbre con la que vivió siendo una niña la Guerra Civil. De ahí que lo pase francamente mal con las imágenes que llegan de Ucrania. Un drama que no hace sino alargar el estado de pánico con el que la gente de su edad ha afrontado una pandemia que le ha arrebatado su bien más preciado, el tiempo.
De haber estudiado, a Nieves le habría gustado ser maestra de escuela, junto al periodismo, el oficio más bonito del mundo.
Tiene 95 años, cuando mira hacia atrás, ¿qué ve?
Muchos años vividos en plenitud, gracias a que he tenido buena salud y he disfrutado del cariño de los míos.
Este mes de marzo se ha celebrado el Día de la Mujer. ¿Cómo era el trabajo invisible de las mujeres de su generación?
Bastante duro, el trabajo en el hogar no entiende de fines de semana, ni tiene vacaciones, ni horarios. Además, en las familias de antes no solo estaban a tu cargo tu marido y tus hijos, sino que también cuidabas de los ancianos cuando ya no podían valerse por sí mismos.
¿Le hubiese gustado estudiar?
Sí, me hubiera gustado estudiar magisterio y ser maestra de escuela.
Las mujeres que vinieron a este mundo después que usted ya accedieron a estudios superiores, al trabajo y a derechos que en su tiempo eran impensables. ¿Le hubiera gustado nacer después?
Sinceramente no lo sé. Me alegro mucho por las mujeres de mi familia, mi hija, mis nueras y mis nietas, porque ellas sí han podido estudiar y trabajar fuera de casa. Verdaderamente eso es un avance para la sociedad. De haber nacido después, sin duda mi vida hubiera sido diferente, pero no necesariamente mejor.
¿Qué recuerdos le trae su pueblo, Lucainena de la Torres? Porque tengo entendido que su familia allí regentaba un comercio allí…
Guardo muy buenos recuerdos de mi pueblo. La vida era muy diferente de la de ahora, y cuando eres una niña, todo se vive de forma intensa y emocionante.
En Lucainena le pilló también el estallido de la Guerra Civil. ¿Cómo vivió aquello siendo una pequeña?
Con mucho miedo e incertidumbre.
Cuando ve ahora las imágenes de la guerra de Ucrania, ¿qué piensa?
Que las guerras son siempre injustas y que no deberían de existir. En el siglo XXI los gobernantes ya deberían de haber encontrado la manera de resolver los conflictos sin recurrir a la guerra.
Todo esto llega después de una pandemia que ha atemorizado a la gente de su edad. ¿Siente usted que la Covid-19 le ha robado lo más preciado que tenemos, el tiempo?
Sí, el tiempo es un bien precioso, pero a mi edad aún lo es más.
¿Ha tenido miedo del virus?
Sí, mucho. Y aún lo tengo, porque la pandemia irá a menos en todo el mundo, pero el virus sigue entre nosotros.
¿De qué se siente más orgullosa Nieves García?
De haber sido buena hija, buena esposa y una buena madre, y de que, aunque haya cometido errores, nunca he deseado el mal a nadie, y siempre que he podido he intentado hacer bien a los demás.
¿Cree que ha sido el alma de su familia?
No lo creo. Pero de ser así no debiera ser yo quien lo dijera, sino mis hijos.
Si volviera a nacer, ¿cambiaría algo?
Sí, diría más alto: ¡No a la guerra!
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