La energía y alegría de Danza Invisible hacen bailar a todo Cabo de Gata

La banda de Javier Ojeda, con cuarenta años de trayectoria, hace las delicias del público

Danza Invisible, durante su directo del sábado en Cabo de Gata.
Danza Invisible, durante su directo del sábado en Cabo de Gata. La Voz
La Voz
22:19 • 14 ago. 2022

Las fiestas del barrio de Cabo de Gata vivieron el sábado su día grande, con la tradicional procesión marítima en las aguas del Mediterráneo, la salida de las carrozas posterior y, como punto estelar de la noche, el concierto de entrada libre y gratuita de toda una institución del pop y el rock en España, con más de cuarenta años de trayectoria indeleble e ininterrumpida, como es la banda malagueña Danza Invisible, que tomó la Plaza de la Iglesia en una cita organizada por el Área de Cultura y Educación del Ayuntamiento de Almería.



Un tiempo, esas cuatro décadas, que puede minar en algunas lesiones musculares, como la que impidió que su guitarrista casi desde los inicios, Antonio Luis Gil, pudiera estar presente, pero no el ánimo, la energía, la fuerza y las sensaciones vitalistas y optimistas que ha transmitido siempre su música y, sobre todo, sus presentaciones en directo. Liderados por un imparable Javier Ojeda, la banda se completó con los dos miembros fundadores Chris Navas al bajo y el almeriense de Cantoria, Manolo Rubio, a guitarra y teclados, escoltados por los habituales Miguelo Batún a la batería y Fernando Hidalgo en guitarra, coros y percusión y con David Quintero en sustitución de Antonio Luis Gil.






Con Danza Invisible no hay medianías y por eso son capaces de arrancarse con ‘Tu Voz’, quizá una de las canciones que más exigen en lo vocal y a la vez toda una declaración de amor de múltiples lecturas. Un tema con más de treinta años de vida que, sin embargo, se vio superado por el todavía más añejo ‘Mercado Negro’ y ‘Tiempo de Amor’, coreados por quienes se sabían todo el armario de fondo del grupo, que eran bastante numerosos. Tras un arranque más propio de sus tiempos de ‘new wave’, Danza Invisible se sumergiría en el siguiente bloque en su lado más latino y racial con temas como ‘Salsa Rosa’, ‘Naturaleza Muerta’ y ‘Reina del Caribe’, estas dos últimas enlazadas’, para terminar de calentar una noche que dio algo de tregua al día más caluroso de los últimos 54 años en la ciudad.



Especialmente intenso sería el siguiente tramo, presidido por una siempre certera ‘Sin Aliento’ y, sobre todo, tras ‘Agua Sin Sueño’, por el corte bluesero y creciente de ‘Espuelas’, donde Javier Ojeda hizo un enorme esfuerzo vocal para sonar lo más ‘negro’ posible. Esa es una de las canciones que demuestran que, aunque nunca fueron los más duros del lugar, Danza Invisible siempre ha atesorado una versatilidad que le permite tanto jugar en territorios más plásticos y pegadizos como en otros más aguerridos y que no adolecen de distorsión y golpeo guitarrero si es necesario.






Tras la instrumental ‘Contacto Interior’, llegaba el momento del segundo bloque del concierto, iniciada por la muy celebrada ‘Catalina’ y la agridulce ‘Por Ahí Se Va’, que tuvo uno de los numerosos paseos de Ojeda entre el público. Era un azuce más para que, a su vuelta al escenario, llegara el esperado ‘Sabor de Amor’. Una canción que vino a demostrar que eso de levantar el móvil para grabar o emitir un directo en redes sociales no es solo de las generaciones más jóvenes. Más dura que en su versión de estudio y aplaudida como merece, el concierto siguió con ‘El Ángel Caído’ y la bonita versión de ‘Yolanda’ de Pablo Milanés.




Quedaba solo una traca final que llegaría con otra nueva adaptación, la de ‘A Esta Lado De La Carretera’ de Van Morrison (‘Bright Side Of The Road’). Rock and roll para desembocar en la tradicional predespedida de ‘Al Amanecer’ para terminar la velada brindando por la amistad y la comunión de ‘El Club del Alcohol’. Intensos, voraces y siempre con una sonrisa, Danza Invisible volvió a hacer disfrutar una vez más.


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