Sus enormes ojos azules, del mismo color que el mar pulpileño de sus cuadros, hablan más que sus palabras, que aunque brotan llenas de energía no alcanzan a plasmar como su mirada el entusiasmo vital que esplende su ser. Cuevas, Pulpí, son su entorno familiar y vital. Hace poco a recibido entusiasmada el premio Levante en Comunicación y Arte y confiesa estar inmersa en el proyecto de su vida. La conversación con ella está plagada de menciones a “la pandilla”, léase Andrés García Ibáñez, Odu Carmona , Ignacio Martín Cuadrado…Lo mas granado del arte almeriense unido por una causa común: el amor al arte y la cultura
Once años con la escuela de arte Pintor Pedro Antonio, ¿cómo ha sido su evolución?
Estudié Bellas Artes y cuando terminé hice interpretación de lengua de signos y me dediqué un tiempo a eso. De repente me quedé en paro, estaba arrancando mis primeras exposiciones y me llamaron para proponerme empezar, pero en aquel momento yo ni quería ser pintora ni dar clases, yo decía “¿Voy a ser la típica pintora del pueblo? No”
¿No quería ser pintora?
En la facultad sacaba matrícula de honor, eran todo señales de que yo tenía que estar en la pintura, destacaba ahí. Me encanta, cuando escucho el pincel en el tarrito de agua y es que me encanta, disfruto muchísimo con la pintura. Luego también me encontré con la figura del pintor Pedro Antonio y esto se convirtió en el gran proyecto de mi vida. En Pulpí me siento una mariposa libre revoloteando y haciendo lo que quiero hacer.
Hábleme de él. de Pedro Antonio.
Fue un pintor pulpileño, le conocen en El Prado, en el Museo de Olula hay obra de él. Se fue a América en 1930, vendía y exponía su obra con éxito. Me estoy incluso planteando hacer una tesis doctoral sobre él. Pintó hasta los 91 años, un año antes de morir. Me gustaría viajar siguiendo su rastro y recopilar información, meterme en algo más serio porque creo que este hombre lo merece. Pintaba muy bien, era un gran retratista.
¿Qué habría hecho su yo de niña con esa escuela de arte que lleva el nombre del pintor y que arrancó hace 11 años?
Me habría ido a ver el Museo del Prado. Nosotros visitamos todos los años el Museo Ibáñez, que yo digo siempre que es el Prado de Andalucía. Empecé a hacer cosas así y al final esto ha ido creciendo, imparto clases en Pulpí y en Terreros. También he escrito un cuento con motivo del X Aniversario de la Escuela, y quería contar la historia de Pedro Antonio.
Usted enseña a pintar a los alumnos, ¿qué le enseñan ellos a usted?
A creer cada día más en el arte. Cuando escucho y veo esas expresiones de sorpresa, que hoy día que parece que esté ya todo hecho, que se sigan sorprendiendo de esa manera… la pintura es algo muy mágico, eso me hace seguir confiando en que el arte tiene algo que hace que nos enganche, y siempre pienso “otro más que ha caído”.
El arte puede ser adictivo.
Es verdad, es que el arte engancha, quieres ver cuadros sin parar, yo estoy deseando siempre irme a Madrid a ver el Museo del Prado, me lo pide mi cuerpo, es como mi parque de atracciones, noto que el corazón se me acelera.
Cuando va allí, ¿Qué obra acude siempre a ver?
Las Meninas siempre, y Goya, que me apasiona.
Además tiene tiempo para producir su obra, ¿en qué se inspira?
En lo que me va pidiendo mi cuerpo. Ahora he terminado una serie de paisajes de Pulpí, que es la exposición que tengo ahora hasta el día 6 en “El cuartel”. Tengo ganas de hacer otros proyectos, me quiero meter en retratos que me encanta.
¿Qué significa la pintura para usted?
Es como mi escondite, me escondo detrás del lienzo y desaparezco, y mira que yo hablo, se me quita hasta el hambre, me sacia, me llena.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/5/vivir/260182/el-museo-del-prado-es-mi-parque-de-atracciones-me-acelera-el-corazon