Si el crimen del Cortijo del Fraile que motivó a Lorca sus ‘Bodas de sangre’ acabó convertido en una obra maestra de la danza gracias al genio de Antonio Gades, el asesinato sobre las tablas del Cervantes, en 1922, de la actriz Concha Robles ha inspirado a dos almerienses un espectáculo de baile flamenco estrenado recientemente en Málaga con gran éxito.
Inka Díaz, de 23 años, y Rocío Garrido, de 26, estudian el último curso de Coreografía e Interpretación, en la especialidad de Flamenco, en el Conservatorio de Danza de Málaga. Para una de las asignaturas debían dirigir y coreografiar un montaje de una hora en el que coordinaran además todas las áreas, como dramaturgia, iluminación, decorado o vestuario. El resultado ha sido ‘Cuando el arte alcanza lo divino’, basado en la historia de Concha Robles.
“Descubrí el caso leyendo la prensa, en un artículo sobre personajes importantes de Almería: me resultaba totalmente desconocido. Contactamos con Alberto Cerezuela, que ha investigado sobre el tema, y nos ayudó mucho. Echamos tanto de menos nuestra tierra, llena de cosas preciosas, que nos gusta que la gente la conozca fuera”, explica a LA VOZ Inka Díaz.
La propuesta, que pudo verse el 5 de mayo en la sala Gades, asociada al Conservatorio, no sólo reconstruye a través de la danza aquellos dramáticos hechos sino que plantea una reflexión sobre la propia esencia del arte. “Nos sentimos muy identificadas: Concha era actriz y nosotras hacemos flamenco, pero al fin y al cabo todo es arte. Ella se dejó la vida luchando por lo que hacía y eso nos pasa a nosotras, que se nos va el alma en ello. El baile flamenco es nuestra vida”, expresa.
Amor por el teatro
En ‘Cuando el arte alcanza lo divino’, que reúne en escena a una treintena de artistas entre bailarines y músicos, Inka Díaz encarna a Concha Robles y Rocío Garrido a Adela Verdugo, una de las dos hijas del comandante Carlos Verdugo, el asesino de la actriz, al que da vida Antonio López. “De él se sabe poco, sólo que era viudo y tenía dos hijas. Eso nos ha dado juego para hablar del amor por el teatro: una de ellas estará en contra de Concha, porque en aquella época no estaba bien visto ser actriz, pero la otra se sentirá fascinada por ese universo”.
Inka y Rocío, que también representan otros papeles en la obra, han reinterpretado el final de la historia. “La obra acaba con Adela llevándole flores al cementerio a Concha. Es una forma de agradecer lo que hizo: antes, ser actriz y mujer era impensable; ahora, somos dueñas de nuestras vidas gracias a luchadoras como Concha”.
El espectáculo cuenta con música compuesta para la ocasión y tres piezas en directo, en la voz de dos cantaoras. También hay poemas en off, un audiovisual y una cuidada escenografía, que incluso reproduce el cartel de la obra ‘Santa Isabel de Ceres’ que interpretaba Robles el día de su muerte. Todo, sin diálogos. “Nuestro lenguaje es la danza. Cada paso tiene su sentido, es la expresión de un sentimiento”.
Ahora, Inka Díaz y Rocío Garrido sueñan con poder ver este sentido homenaje a Concha Robles en alguno de los espacios escénicos de Almería.
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