De niño, en su Dalías natal era frecuente que nevara dos o tres veces al año. Hoy sucede una vez cada década, y en la montaña. Aquel chaval llamado Miguel Ángel Criado (Almería, 1968), que en verano salía a cazar murciélagos con una caña y un trapo, es hoy un periodista que escribe en ‘Materia’, la sección de ciencia de ‘El País’. De su bagaje ha nacido ‘Calor’ (Debate), un libro en el que aborda el impacto del cambio climático en España y los retos del país ante esta crisis. El martes a las 19 horas lo presentará en la librería Picasso de Almería.
“Llevo casi veinte años escribiendo sobre el cambio climático, pero lo hacía sobre osos polares, el Ártico, la Amazonía o de los glaciares del Himalaya. Cuando me encargaron este libro nos dimos cuenta de que tenía que ser sobre España, porque hay mucha publicación científica sobre nuestro país, pero apenas libros. Fue bonito, he tenido que empezar de cero”, dice.
Así que para afrontar ‘Calor’ ha tenido que “reaprender, volver a cosas que no conocía”, asegura a LA VOZ. Una radiografía de la situación en la que estamos, y de la que llegará, trazada tras muchas entrevistas con científicos e investigadores. “Gente que está trabajando en Sierra Nevada y en los Pirineos o analizando la mortandad de los árboles por todo el país”, relata Criado, que a lo largo de su trayectoria ha escrito en medios como ‘Público’, ‘El Mundo’ y ‘Cuarto Poder’.
“Será diferente”
Como colega que es, le pedimos un titular sobre los que nos depara el futuro. “Cogería aquella frase de Guerra de que a España no la iba a reconocer ni la madre que la parió: el cambio climático va a transformar España de una manera bestial. En unas décadas, el país será muy diferente. Y no digo que sea malo”, asegura.
Es una de las ideas que se deslizan por las más de 460 páginas de ‘Calor’: sabemos lo que viene, ahora ‘solo’ hay que tomar medidas. Y saber cómo adaptarnos. “En el libro he trabajado mucho el turismo, que supone el 12% del PIB y da empleo directo a tres millones de personas. El cambio climático le va a dar la vuelta por completo al sector, y podemos aprovecharlo si sabemos hacerlo”, reflexiona acerca de un sector clave en nuestra provincia.
“Se prevé que el cambio climático aumente las temperaturas de tal manera que en Almería tengamos unas similares a las de Egipto, Túnez o Argelia. ¿Y quién va en agosto a Egipto? Los que no pueden elegir otra fecha, porque hace mucho calor”, explica.
De ahí que la situación pueda mejorar, por ejemplo, la estacionalidad. “Los canarios ya lo han hecho, han logrado que haya turismo todo el año. Si logramos esa desestacionalización, tendremos contratos casi todo el año”, afirma. Y pone como ejemplo una imagen que vio en laSexta y le impactó: “Un montón de guiris en una playa, con ese color rojo que cogen. Pero no era Gandía, ni Roquetas: era el sur de Inglaterra. Cada vez vienen menos ingleses, pero si lo sabemos hacer bien no vendrán en agosto, pero sí en mayo o en octubre”.
Experiencia
Si en la primera parte de ‘Calor’, Criando pone “las bases” para contar lo que está pasando, el resto de capítulos los dedica a temas como el impacto de la crisis climática en la fauna y flora, en el ya mencionado turismo o en otro sector íntimamente ligado a Almería como es la agricultura.
“Viví en Madrid 30 años y durante un tiempo hubo mucha mala prensa con el cultivo bajo plástico. Tiene sus problemas, como el tema de las mujeres en los almacenes y el trato a los inmigrantes, pero me molestaba mucho que criticaran algo sin conocer el esfuerzo de lo que se estaba haciendo”, explica.
De ahí que en ‘Calor’ aborde el efecto albedo, o cómo el plástico provocado que la radiación solar rebote, por lo que mientras en otras zonas de España la temperatura aumentaba a una media, “aquí la media era mucho menor”. O de cómo la lucha integrada de Almería, “que es para presumir”, da pistas de lo que se puede hacer para ayudar a la naturaleza en su lucha contra el cambio climático.
Todo ello, enlazado con su experiencia personal. “Ya tengo cierta edad, y 50 años para los científicos suele ser un lapso aceptable para empezar a observar fenómenos o tendencias. Me apoyo mucho en mis recuerdos de mi infancia”, detalla.
Eso sí, que nadie espere en ‘Calor’ tremendismos. “Cuando acumulas tantos datos, tienes el miedo de ser pesimista, alarmista o exagerado, o de llamar más a la melancolía que a la acción. Por eso meto mucho a mi hijo en el libro: los niños son un motivo de esperanza, hacen que pensemos en el futuro y la gente. En casi todos los capítulos hay un ejemplo: un animal, un árbol, una acción humana que muestran que hay margen para la adaptación”, concluye.
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