El grupo de teatro La Salamandra de la Asociación Posidonia volvió a triunfar en la segunda y última función al aire libre de ‘Tras los pasos del crimen de Níjar’, que reunió en el Cortijo del Fraile, el pasado sábado, cerca de medio millar de personas en un entorno inmejorable.
La obra, que reúne los hechos reales que ocurrieron el 22 de julio de 1928 en Níjar con los textos de ‘Bodas de sangre’, de Federico García Lorca y ‘Puñal de claveles’, de la escritora y periodista almeriense Carmen de Burgos, comenzó pasadas las 20.45 horas una vez se instaló y acomodó todo el público que se dio cita.
La obra
Aún con unos débiles rayos de sol, el elenco de actores y actrices comenzaban la representación con un lenguaje tan poético como bien manejado que de momento cautivó a todos los espectadores que se dejaban llevar a través de un narrador que guió al público a todos los escenarios de la función.
El realismo de la representación junto con la pasión y carácter que le ponían los actores hizo que todos los espectadores viajaran hasta 1928 y asistieran como invitados a esta misteriosa boda, que estuvo repleta de color, música, sentimientos y emoción.
La impecable puesta en escena junto con los diálogos y situaciones que crearon un auténtico clima de misterio, frustración, amor, soledad e impotencia hizo de esta actuación una verdadera joya de interpretación.
Todo ello fue gracias al ingenio de este grupo de teatro, y es que la luz de la luna junto con la de las antorchas aportó a la función un elemento tan diferencial y real como encantador. Eso se notó en un público que supo ver y entender la obra con un respetuoso y educado silencio que ayudó a crear un ambiente mágico.
En esta ocasión, Carmen de Burgos fue interpretada por Pilar Barberá, mientras que el narrador fue Jesús Martín. Repitió Estefanía Orta, reencarnando a la desesperada e inquieta novia, mientras que Juan Sánchez interpretó a su apuesto primo Leonardo, de quien locamente se enamoró. El novio rudo fue Fernando Villegas y la triste mujer de Leonardo fue interpretada por Inmaculada Romero. Y así hasta completar un elenco de doce actores que se entregaron plenamente a su personaje.
Silencio
Esto es lo que reinó durante toda la función. A pesar del “miedo inicial” que la directora del grupo teatral La Salamandra, Pilar Barberá. admitió a LA VOZ, durante toda la representación “el público fue muy respetuoso guardando un silencio absoluto”.
Así, y tras más de hora y media de actuación, el silencio sólo se interrumpió para dar un larguísimo y emotivo aplauso que tuvo que ser interrumpido por la directora, que agradeció el apoyo recibido por todos los asistentes y que añadió que esto se ha llevado a cabo “sin ningún tipo de ayuda económica”.
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