Llegó a la ciudad en verano de 2012. Enamorado de esta tierra desde que conoció a unos almerienses durante un Erasmus en Portugal, decidió que algún día vendría a vivir aquí tras unas prácticas en una imprenta de Huércal. Desde entonces, ha dedicado su vida a dar a conocer la provincia a sus paisanos y, como él dice: “me considero un embajador de Francia en Almería”.
Ahora, además de hacer de Cicerone para los francófonos que nos visitan, enseña francés en clases particulares y, sobre todo, es emprendedor con un proyecto que quiere acercar su cultura a todo el que lo desee: el Club Culturel Française.
Franceses en Almería
En este club, Romain coordina a más de 400 personas en su página de Facebook para organizar quedadas en las que poder practicar el idioma del país galo en compañía de nativos, hijos de inmigrantes, estudiantes o simples aficionados que quieren mejorar. Quedan cada miércoles en el Café Cyrano a las 9 de la noche para formar una tertulia francesa. “Me ocupo de que todo el mundo se comunique”, explica, “no trato de corregirles, solo controlo que hablen exclusivamente en francés y se esfuercen por hacerlo, por eso me llaman ‘El gendarme”.
Original de Lille, apenas a 200 kilómetros de París, aún conserva mucho contacto con su patria y con la capital del país vecino. “Pasé las Navidades en París y no noté ningún peligro ni nada extraño”. Se refiere, cómo no, al ambiente previo a los últimos acontecimientos violentos que han consternado al mundo.
“He hablado con mi familia y están escandalizados”, comenta, “parece que está creciendo el movimiento radical, pero yo allí siempre me sentí seguro”. Su experiencia con francoparlantes almerienses o con los hijos de inmigrantes que residen aquí le hace ver a su país como “una representación de la libertad”. Cuenta que en Francia es muy normal la sátira y la burla hacia los personajes públicos: “a nadie le escandalizó la viñeta de Mahoma en su momento”, y añade “fue más polémico en el extranjero que allí mismo”.
Consternado
“Me duele mi Francia”. Y recuerda el famoso mayo del 68. Pero no se va tan lejos para argumentarse; también hace referencia a la huelga del metro o a la de los trabajadores de la Torre Eiffel el pasado verano. “Siempre hemos luchado por la libertad...” Por eso se duele por el atentado en el Charlie Hebdo, porque se siente atacado en lo que un francés esgrime con más orgullo: su tricolor.
Movilización
Tras el estallido de violencia que se vivió ayer en el país galo, Romain se puso manos a la obra para organizar un homenaje en Almería. Su objetivo era el de movilizar a un puñado de personas para mostrar su indignación y pesar por los acontecimientos de París realizando un gesto solidario, en concreto, un minuto de silencio con una vela en la mano.
Sin embargo, la iniciativa de Lukaszewski se dio de bruces con la enrevesada burocracia española. “En Francia es mucho más fácil organizar una manifestación”, comenta sorprendido, “es increíble la cantidad de permisos que hay que pedir aquí, simplemente, para juntarnos un puñado de ciudadanos para estar un rato en silencio”.
La tradición reivindicativa francesa se hace patente en la sorpresa que le produce a Romain la denominada ‘Ley Mordaza’: “En Francia siempre estamos en la calle para luchar por nuestros derechos”, y ejemplifica, “nos manifestamos por la sanidad, por la educación o simplemente si el tren llega tarde”.
En este sentido, también alude al Club Cultural como método de formación integral en el francés. “Aprender un idioma no es sólo estudiar la gramática y practicar vocabulario”, explica, “la gente que viene también quiere involucrarse en nuestra cultura y manifestarse es parte de la cultura francesa”.
En el Club realizan actividades como cursos de cocina típica o visitas guiadas, pero ahora quieren ir un paso más allá y ser un francés más: “Je suis Charlie”.
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