“Si ya de por sí el museo es un mundo aparte, ahora más todavía. Subir a la primera planta e irte a esa magnífica sala catorce y encontrártela llena de pinceles, de pintura por el suelo, de caballetes y de tanta gente dándole vida y ver a Antonio López de conversación con los alumnos es un sueño hecho realidad para los que amamos el arte”.
El párrafo anterior recoge el retrato sonoro que el director del Museo Casa Ibáñez, Juan Manuel Martín Robles, esbozaba ayer en el programa ‘Hoy por hoy Almería’ de la Cadena SER a propósito de la inauguración de la cuarta edición del curso de realismo y figuración que Antonio López y Andrés García Ibáñez imparten esta semana en la pinacoteca de Olula del Río.
39 participantes llegados desde todos los rincones de España y de otros países como Rusia, Ucrania, Venezuela y Argentina se han instalado durante cinco días en el municipio almanzorí cargados de pinceles, lienzos y muchísima ilusión por comenzar a trabajar junto a dos grandes maestros del realismo contemporáneo.
“De las 500 solicitudes que hemos recibido desde que comenzamos el curso en 2012 ha habido alguna hasta de Japón. Profesores y alumnos al final se acaban entendiendo porque la pintura es un lenguaje universal. Esta edición, por ejemplo, tenemos a un chico de Israel que no habla nada de español, sólo inglés”, apuntó Martín Robles.
Vencer los miedos
La experiencia constituye una auténtica inmersión artística, ya que los pintores que han formado parte de las tres primeras promociones han logrado vencer sus miedos y hoy se enfrentan al mundo del arte con una formación más sólida. “Cinco días aquí les ayuda a alcanzar una mayor seguridad en sí mismos”, indicó.
Además, el contacto con Antonio López deja huella en los alumnos, pues el genio de Tomelloso “rezuma humanidad y sencillez”. “Él dice que no se trata de un curso donde hay profesores y alumnos, sino pintores de distintas generaciones que se enriquecen unos a otros. Habla con jóvenes de 18 años de tú a tú, de modo que en la clausura no se da un apretón de manos, si no un buen abrazo. Son muchísimas emociones las que se viven”, señaló en la radio el director de la pinacoteca.
Unos minutos después de la inauguración, comenzaba la jornada de trabajo con ejercicios basados en dos géneros tradicionales de la pintura: el desnudo y el bodegón. Pimientos, calabazas, sandías, cebollas, naranjas, limones, pollos y huesos de jamón permanecían esparcidos en la sala catorce a la espera de servir de inspiración.
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