II Encuentro de los alumnos de la promoción 1977-81 del ‘Celia Viñas’

Los antiguos alumnos del Instituto de Enseñanza Secundaria Celia Viñas, de la promoción 1977-81, se reúnen en el II Encuentro Celiano. Un encuentro que ha reunido a más de setenta hombres y mujeres que cursaron sus estudios en el emblemático centro educativo de Almería.

“El año pasado tuvimos un gran encuentro, con una importante participación de antiguos alumnos y este año, gracias al gran ambiente que se ha creado hemos decidido volverlo a hacer. El objetivo fundamental de estos encuentros es poder encontrar a viejos compañeros que realmente no teníamos ningún contacto con ellos. Nos hemos llevado la grata sorpresa que a partir de ese día, tenemos más amistad y estamos logrando hacer encuentros más ocasionales, para que la amistad vuelva a aparecer entre nosotros. Cosa que me parece muy bonita”, señala a LA VOZ, Juan Carlos Salinas, en la actualidad profesor del IES Celia Viñas y antiguo alumno de la promoción, además de organizador del ‘Encuentro’, junto con su esposa e igualmente antigua alumna, María Victoria Montaño.

El acto
En esta segunda edición, la totalidad de organizadores y colaboradores han idea una original forma de convocar a todos sus compañeros. Sólo sabían la hora del Encuentro. Del resto de actividades programadas, se les fue comunicando poco a poco, logrando algunas gratas sorpresas y emociones. 

La primera sorpresa surgió tras la entrada de todos los alumnos del Celia Viñas, al salón de actos. Juan Carlos Salinas fue nombrando a distintos profesores que impartieron su enseñanza a esta promoción. Comenzó con la profesora Inmaculada Romacho, para continuar con el profesor de biología José Luis Hurtado y finalizar con Pedro Vega, profesor de literatura.

Cada uno de los profesores rememoraron momentos vividos a lo largo de esos años. De especial emoción y simpatía fue la intervención de José Luis Hurtado. Por su parte, Pedro Vega concluyó su intervención recitando poemas.

La fiesta
Lo anunciado en los distintos folletos que se les entregó era una visita a la Plaza de Bendicho, donde le esperaba una suculenta comida en el Palacio de los Puche. La fiesta concluyó entre bailes y risas en un pub de la ciudad.