El teatro le paga las facturas, pero eso no significa que haya perdido las ganas de investigar y de jugar con él. Pedro Martínez se gana el sustento diario gracias a su trabajo como profesor de la Escuela Municipal de Teatro de Cuenca. Y no sólo eso. Durante años ha dirigido y escrito zarzuela para la Fundación Jacinto Guerrero. Sin embargo, su verdadera aspiración es otra.
El director de escena y dramaturgo tiene la necesidad de seguir buscando una voz propia, es decir, su propia libertad. Fruto de esa experimentación, nace su teatro “menos técnico y más vocacional e intuitivo”. Un teatro donde se pone en riesgo a sí mismo y donde continúa practicando la inconsciencia con la que afrontaba sus primeros trabajos en Almería, cuando firmaba como Pedro Lagarta. “De hecho, sigo firmando esos montajes así”, confiesa a LA VOZ.
Recuperar un estilo
Este verano, el almeriense ha tenido la oportunidad de estrenar ‘Antibiografía (siglo XX)’, uno de esos proyectos personales, en el Festival de Artes Escénicas Frinje 2015, en el Plató Cineteca de Matadero, en Madrid. “Frinje ha sido la oportunidad de recuperar esa manera de trabajar y de vivir”, afirma.
‘Antibiografía (siglo XX)’ es una investigación sobre el género en contextos sociales y culturales diversos y un cuestionamiento de la corrección política. Su protagonista es Javina Sánchez, una artista transexual que ha buscado en la representación de otras mujeres una manera de posicionarse en el mundo. Su ritual de transformación en Marlene Dietrich, Marilyn Monroe o Sara Montiel es un acto de auténtica resistencia.
“Quería hablar de todo aquello que te impide construir tu propia vida y analizarlo desde una óptica basada en la emoción, pero también en puntos de vista no transitados… Acudí a la perspectiva antropológica para construir un discurso abstracto sobre el cuerpo en relación a su biología, su género, su orientación sexual, su procedencia y su parte espiritual o no física. Porque lo primero que se necesita para escribir una biografía es un cuerpo y sobre el cuerpo se registran la mayor parte de las agresiones que sufrimos cada día”, reflexiona.
También actor
Además de dirigir y firmar la obra, Pedro Martínez interpreta un papel en ‘Antibiografía’. De hecho, se trata de la primera vez que mantiene delante del público una conversación “privada, no pactada e irrepetible” con una persona que pertenece a su ámbito más privado.
“Es posible que algunas cosas de mi teatro me pongan en riesgo y hasta me hagan daño, pero ya no hay vuelta atrás… Cuando una idea me rapta el sueño, sé que alguien conectará con ella y entonces ya no puedo renunciar a llevarla a cabo”, asegura.
A juicio del ‘teatrero’, el estreno es sólo el principio de una época marcada por esta valiente propuesta. “El último montaje siempre es el amante insaciable que quiere todo de ti y al que no puedes negarle nada. Yo nunca he sabido ser sólo amante y siempre termino amando por completo, y ahora estoy enamorado de ‘Antibiografía’; desde su estreno ya ha crecido, ya ha generado secuelas y ya se imponen cambios, ajustes y nuevos desarrollos”, dice.
De Lorca a Ibsen
Pedro Martínez se ha enfrentado por primera vez a un texto de Federico García Lorca, algo que no había querido hacer hasta ahora por “puro respeto a su talento”. “No soy capaz de leerlo sin llorar, y eso me da rabia, porque por otro lado es un autor que se ha montado con mucha ligereza y termina algo desvirtuado”, argumenta.
El quinto aniversario de la experiencia de la Escuela Municipal de Teatro de Cuenca merecía un plato fuerte, así que dejó a un lado sus temores y se puso manos a la obra con ‘Así que pasen cinco años’ con la pretensión de “salir del mundo arquetípico creado en torno al poeta y acudir a uno de sus textos más oscuros y crípticos”.
También con sus alumnos se ha atrevido con Ibsen y su hito de la literatura dramática ‘Casa de muñecas’. “Otra obra dificilísima de hacer porque, a poco que te descuides, se convierte en un tostón. Sin embargo, contiene a un personaje icónico del universo femenino, que sienta las bases de lo que más tarde, con mucho esfuerzo, sería ser mujer”.
De sus inicios en Almería a la Resad, la zarzuela y Cuenca
Nacido en Almería en 1976, Pedro Martínez se inició en el teatro en su ciudad. A los 14 años entró en una compañía y a los 17 estrenó su primera función, en el Teatro Apolo, como director y dramaturgo. Su álter ego, Pedro Lagarta, tiene que ver con esos comienzos, cuando hacía un teatro experimental y transgresor. Luego se fue a Madrid a estudiar en la Real Escuela Superior de Arte Dramático (Resad).
La zarzuela ha ocupado una parte importante e inesperada de su trabajo. Y desde hace cinco años da clase en una escuela de teatro en Cuenca. “Empiezo a darme cuenta de qué caminos va tomando mi carrera y cómo, sin pretenderlo, trabajo diferentes registros que responden a distintos intereses”, reconoce.
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