Vive al pie de la ladera norte de las colinas sobre las que se levantan las letras de Hollywood, inmortalizadas hasta la saciedad en el cine. El almeriense Luis Sánchez Martínez ha cambiado la pequeña aldea albojense de Las Pocicas de la que es natural por Los Ángeles, la segunda ciudad más poblada de los Estados Unidos de América. Llegó allí el pasado mes de mayo con un billete de avión en el que estaba escrito su sueño: adentrarse en el séptimo arte en el mejor lugar del mundo para hacerlo.
Como en las películas en las que algún día le gustaría participar, la posibilidad de estudiar un máster de cine y producción audiovisual a 9.700 kilómetros de su casa surgió de forma inesperada. Diplomado en Turismo y licenciado en Bellas Artes, al terminar esta última carrera en Madrid buscó trabajo sin éxito. No sabía que ese pequeño revés le brindaría la oportunidad de su vida.
“Como me tocaba volver al pueblo y no quería quedarme de brazos cruzados, me puse a investigar programas en el extranjero y posibles becas que pudieran costearme los estudios de cine, ámbito que me ha encantado desde siempre”, explica.
La carta de acceso a la New York Film Academy (NYFA) tardó dos meses en llegar. Entonces empezó a solicitar ayudas que le permitieran emprender la aventura. La paciencia, que hasta el momento había sido su mejor aliada, se le agotó un 11 de septiembre de hace un año y un mes cuando, cansado de esperar, cogió un vuelo a Londres dispuesto a comenzar una nueva vida desde cero. En diciembre ya tenía empleo en un restaurante, algunas amistades e incluso novia. “Fue alcanzar la estabilidad y me entero de que estoy preseleccionado en la lista de beneficiaros de la Beca Talentia”, recuerda.
En ese instante entró en juego su familia, ya que debido al cambio de domicilio, Luis se enteró de que le habían concedido la ayuda cuando apenas faltaban horas para que expirase el plazo para presentar la documentación. Otra situación sacada de un guión. “Mis padres y mi sobrino Miguel Ángel me hicieron un favor enorme recopilando los documentos, compulsándolos y enviándolos en una sola mañana. Les debo muchísimo”.
A finales de marzo, regresó a España con un sabor agridulce: dejaba su trabajo y a su novia en tierras londinenses. En mayo cruzó el charco y en junio empezó el Master of Arts in Film and Media Production.
Vida en L.A.
“Los primeros meses han sido ajetreo puro. Como estudio un máster de dirección, en el primer semestre hemos tenido asignaturas de casi todo: guión, cinematografía, edición, historia del cine, dirección. Hemos rodado cuatro ejercicios y en septiembre presenté mi corto de fin de semestre”, confiesa Luis Sánchez Martínez a LA VOZ.
Su clase parece la ONU. Son trece alumnos y están representados diez países: India, Bangladés, China, Ucrania, Italia, Turquía, Jordania, Corea, Estados Unidos y España.
En los cinco meses que lleva a orillas del Pacífico, el albojense se ha pateado Los Ángeles, ciudad de la que le gusta el tiempo y lo desenfadado que parece todo. “Puedes encontrarte los sitios más atípicos y los personajes más extravagantes”, comenta.
Entre los sitios que más han llamado su atención, Hollywood Boulevard (“donde hay más estrellas en la acera que en el cielo”) y Malibú (“es como las nuevas urbanizaciones de Mojácar, pero a lo bestia”). Su próximo reto: recorrer el Gran Cañón y los desiertos en coche.
Luis echa de menos su tierra, a su ahijada Aroa y el arroz con bacalao de su madre. “Mi sobrina Lidia me mandó una foto de la puerta de mi casa llena de almendras y me entró nostalgia viendo a mi padre solo dándoles la vuelta”, confiesa. Sin embargo, sabe que su futuro ahora está en otro sitio. “Quiero dedicarme a escribir, dirigir y montar. No quiero ser millonario, sí que la gente disfrute con lo que hago. Es todo”.
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