Sabiduría contra el vigor

Cuando Valverde ganaba la Vuelta a España 2009, Mikel Landa no era ni profesional, y cuando Nibali se vistió de rojo un año después, Landa debutaba en el Orbea y era quinto en el Tour del Porvenir, que ganaba Nairo Quintana. Seis años después, los cuatro son los grandes favoritos en las pruebas que disputan.

Valverde, Nibali y Landa,( junto con Quintana), son santo y seña de tres generaciones diferentes que se encuentran ahora. El líder del Movistar debutaba en la Vuelta 2002 con solo 22 años, Nibali era un prometedor juvenil, (bronce en el mundial contrarreloj) y tanto Landa como Quintana estaban en pañales sobre los pedales, 13 años.

El murciano lleva más de una década en lo más alto, incombustible, pero es un debutante en el Giro, y como tal se siente, disfrutando, que es una de las claves de sus éxitos. En total acumula 18 grandes vueltas, y sus números en ellas lo dice todo, seis veces en el podium.

Los números de Nibali son extraordinarios en carreras de tres semanas. Desde su tercer puesto en el Giro y el triunfo en la Vuelta 2010, acumula siete podios y ha entrado en el selecto grupo de vencedor de las tres grandes, con Anquetil, Gimondi, Merckx, Hinault y Contador.

En esa batalla de los números que se traduce en experiencia, una vez retirado por enfermedad de este Giro 2016, Landa se tiene que conformar con el tercer puesto del Giro del año pasado, pero con un futuro muy esperanzador. Ahora le toca el turno a Bob Jungels y Andrey Amador, ambos se enfrentan a su gran reto, alcanzar el Olimpo ciclista y ganar el Giro 2016, pero para eso tendrán que doblegar la resistencia de dos “perros viejos” como Nibali y Valverde, dos ejemplos de profesionalidad, sacrificio y pasión. En la historia del ciclismo, como en la de la vida, los nuevos llaman a la puerta y la derriban antes o después.

El asfalto, cuesta arriba, dictará sentencia, y el de Mungia, que vive en las faldas del monte Gorbea, ya no está, pero se le espera; se sabe escalador y mira hacia arriba, hacia la pancarta de meta, que esta vez está en Turín, y que por una inoportuna enfermedad no la podrá cruzar.