Chris Froome nunca había sobresalido en los descensos, pero se ha arrancado de golpe esa etiqueta en la segunda etapa de los Pirineos. El africano se lanzó en la bajada del Peyresourde hacia una victoria en Luchon que le concede también el maillot amarillo. No sacó mucho: 13 segundos y 10 de bonificación. El zarpazo fue más moral que eficaz. Las dos veces que Froome salió líder de los Pirineos, en 2013 y 2015, acabó coronándose en los Campos Elíseos. Entre sus rivales desaparece definitivamente Alberto Contador, que se dejó 1:41. No va, esa es la realidad.
Froome remató así el trabajo del Sky, que dominó la etapa de principio y fin. A la cima del Peyresourde, que se coronaba a 15 kilómetros, llegó el grupo de los elegidos. Y entre ellos ya no iba Contador. Después de un buen calentón y de un digno intercambio de golpes entre los favoritos, Nairo Quintana cogió un bidón para avituallarse en la cumbre. Había que recuperar fuerzas. Froome no quiso conceder ni siquiera eso y se lanzó en el descenso, volcado sobre el manillar… En una posición parecida a la que tomó Pedro Delgado cuando le bautizaron como ‘El loco del Peyresourde’. Perico se lo había visto hacer a un ciclista ruso. Marcó escuela. Froome nunca había destacado como descensista, pero este sábado ha roto el estereotipo para dejar a Nairo a 23 segundos en la general. Andorra reeditará este domingo el duelo, ya con una llegada en alto.
La batalla había había arrancado en el Tourmalet, que volvía a estar desaprovechado en el recorrido (se coronaba a 98 km de la meta), una práctica cada vez más habitual. Aun así se tomó las primeras víctimas. El primero en caer fue el líder, Van Avermaet. Fue bonito mientras duró. Luego se descolgó Nibali, no está el ‘Tiburón’ para muchas dentelladas. Y a continuación lo hizo Alaphilippe, el tercero en la general. Adam Yates era maillot amarillo virtual. Por la mañana, Christian Prudhomme le había pedido disculpas por el arco hinchable que el viernes se le cayó encima.
Pinot sacó el orgullo que identifica a los campeones en el colso pirenaico. Un día después de dejarse tres minutos en el Aspin, el francés arrancó desde lejos, en el Tourmalet. Es la misma actitud que mostró el viernes Nibali. Son ciclistas demasiado importantes, o quieren serlo, como para rendirse al primer contratiempo. El francés se marchó con Majka, que se desentendió una vez más de Contador, y Tony Martin. Por la cima pasó primero, con 2:11 sobre el grupo de gallos, y se embolsó los 5.000 euros del Souvenir Jacques Goddet. Intentaba la gesta, la remontada, seguramente pelear la montaña como nueva ilusión… Pero el Sky no quería conceder este sábado ninguna alegría. Cedió a 42 kilómetros de la llegada, en Val Louron. No sé si el aplauso es un premio que le consuele.
Los hombres de negro tomaron los mandos con su demoledora alineación. Landa endureció la subida al Hourquette d’Ancizan. El ritmo hacía daño. En Val Louron, Thomas y Poels pasaron el frente. Ya sólo quedaba una treintena de ciclistas en cabeza. Y entonces Nairo Quintana quiso poner simbólicamente a uno de los suyos: Ion Izagirre. Sky y Movistar, el pulso del Tour. No duró mucho. El Sky no quería ceder su sitio. Ni siquiera cuando Majka intentó colarse para ‘robar’ los puntos de la montaña. Froome, en persona, se lo impidió.
En pleno descenso hubo una caída. Y no era Contador. El neerlandés Kelderman rodó por los suelos y el madrileño pudo evitar. Algo parecía cambiar. Ya en el Peyresourde, el último puerto del día, turno para Nieve. El rodillo Sky machacaba sin compasión. A 3 kilómetros de la cumbre, fuera caretas. Ataque de Henao y respuesta de Valverde. Nairo y Froome llegan sin problemas. Se había abierto la veda. Froome, Dan Martin, Bardet, Nairo… Las arrancadas se sucedían sin tregua.
Cada vez que se estiraba el grupo, Contador se quedaba descolgado. Por la cima pasó a medio minuto, sin compañía. Kreuziger tampoco le esperó eseta vez. El Tinkoff no confía en su resurrección, es evidente, y ya ha decido jugar otras bajas: el checo para la general y Majka para la montaña. El propio Contador lo confirmó en Luchon: libertad para sus compañeros. El Tour se esfuma por completo para el madrileño y se abre para un vibrante duelo Froome-Nairo. Incluso en los descensos. Aunque este domingo, Arcalís apunta hacia el cielo.
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