Froome ganó al calor de Suiza un nuevo Tour

Al calor de julio, Suiza es perfecta, parece que con ese calor nadie tiene ganas de correr, ni los coches, Froome es el único. Sin voces altas, la educación parece que es de serie en este país, en cualquiera de las orillas de sus múltiples lagos.
Para algunos, la pereza de pensar en esas cuatro etapas alpinas pesaban más que ese calor sofocante, en las que el ingles, fuera ya de esa Europa comunitaria ha preferido ganar el Tour de Francia en Suiza, país no comunitario.
Decía "purito" estos días pasados que "ya todo el mundo pensaba en volver a casa a pasear de la mano de su mujer".
Suiza es una caja fuerte, aquí el dinero, el blanco y sobre todo el negro, duerme tranquilo a buen recaudo, así cree tener Chris Froome guardado su maillot amarillo para luego pasearlo por los Campos Elíseos, quizá para despedirse como comunitario del Presidente Hollande.
Froome ha dado muestras de no haber temido ni a Quintana, Mollema o Porte, por citar a los favoritos, solamente temía a una caída o una avería que además padeció y que a punto estuvo de arrebatarle lo que sus rivales no pudieron. 
El británico siempre se ha sentido protegido por un super-equipo, que le ha blindado como un banco suizo, decía el "keniano del Sky" que viendo a su equipo estaba tranquilo, pero la verdad los que más tranquilos deben estar son Quintana y compañía ¿por qué? Porque el "hijo de la gran bretaña" fue generoso y bondadoso con ellos, y no les atacó, si esto hubiera ocurrido el descosido habría sido mayor
De los españoles solo la victoria de Izaguirre y el primer puesto por equipos de Movistar salvó el honor. Froome ha ganado su tercer Tour, ha luchado contra sus ¿rivales? Y también con la suerte, ese día del Mont Ventoux, quedará grabado en su retina, menos mal que todo quedó en un susto y París le rindió un merecido homenaje, como un gran campeón se merece.