Estoy más tranquilo con el Almería en Primera División. Tener un colchón mínimo de 22 equipos detrás me da la vida y por lo que veo no soy el único ‘loco’ de la colina.
Esta temporada se está dando lo que nadie esperaba a estas alturas de la competición. Nueve jornadas y el último puede salir del descenso y los de la mitad de la tabla no se fían: nadie duerme tranquilo.
Perder la Liga Profesional implica emprender un viaja hacia ninguna parte de consecuencias imprevisibles. Nosotros lo vivimos cuando en la 96-97 caímos al pozo de la Segunda B primero y a Tercera División después.
La Segunda División es un sinvivir. Nadie sabe como te va a salir la plantilla y los talentos se equivocan en los pronósticos. Nadie está tranquilo y llegadas las últimas diez jornadas se compite con el miedo en el cuerpo.
Otras temporadas a estas alturas había firmes candidatos al descenso. Tres o cuatro equipos que no terminaban de arrancar. Los equipos podían hacer cuentas con ellos pero este año no hay equipos malos.
Se bajará por error o por los ‘pequeños detalles’ de los que tanto nos habló Soriano. Ya me contarán si los equipos implicados en el descenso son para bajar. La mayoría han jugado en Primera División. Tienen buen número de socios y dinero.
Seguimos con el miedo en el cuerpo esperando el desenlace de otra Liga en Segunda División que es un sinvivir salvo para aquellos afortunados que lograron un colchón de puntos a tiempo.
Aquí no hay quien viva.
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