Márquez, pentacampeón

El ilerdense venció en Motegi y cerró el título tras las caídas de Rossi y Lorenzo. Dovizioso y Maverick completaron el podio

El campeón paseando su gloria.
El campeón paseando su gloria.
AS
01:00 • 16 oct. 2016

Era muy difícil que sucediera, pero ocurrió. Para que Marc Márquez se proclamara campeón del mundo ya en Japón, tenía que ganar él la carrera, lo que hizo con absoluta suficiencia; que Rossi no superara la decimoquinta plaza, y se cayó cuando iba segundo en la séptima vuelta; y que Lorenzo no subiera al podio, lo que se dio también por otra caída a cuatro vueltas del final cuando tenía el cajón asegurado.




De este modo, el campeón más joven de la historia de la clase reina ya es también el tricampeón más precoz de MotoGP, porque el conquistado esta temporada es su tercer título, que sumado a los que ya tenía de 125cc y Moto2 le convierten en pentacampeón con sólo 23 años. En la carrera anterior, la de Alcañiz, el de Cervera ya igualó a número de victorias (54) con Mick Doohan y una cita después lo hace en el apartado de títulos. Es cierto que los del australiano fueron todos en la clase reina, pero también que él alcanzó tal grado a los 33 años, con diez más de un Márquez que se encargó en su celebración de recordar los éxitos anteriores. Es por eso por lo que en la camiseta que se puso para la vuelta de honor, que le entregó su hermano Álex y su amigo y asistente José Luis, lucía un enorme Give me 5 (choca los cinco) con una palma de la mano en la que aparecían sus cinco títulos: el de 125cc (2010), el de Moto2 (2012) y los tres de MotoGP en sólo cuatro temporadas (2013, 2014 y 2016).




La carrera de Motegi tuvo poca emoción por la victoria, en realidad sólo las primeras cuatro vueltas, que fueron las que tardó el del Repsol Honda en ponerse en cabeza. En el camino dejó un precioso e intenso duelo con Rossi, con el que se intercambió cinco adelantamientos, uno de ellos un hachazo memorable en respuesta a una pasada previa del italiano. Tampoco estuvo nada mal el que le dio a Lorenzo para ponerse en cabeza.




A partir de ahí fue tirando en solitario sin importarle lo que sucediera a sus espaldas. La victoria ya era todo un logro para él en una pista en la que nunca había ganado con la MotoGP, pero aún aguardaba el premio gordo. Las caídas de los oficiales Yamaha le abrían de nuevo las puertas de la gloria del título y lo festejó con una rabia inusitada y la felicidad de si fuera el primero. No lo es, porque ya lleva cinco, pero sí que el más sufrido y en el que más ha tenido que ponerle en ocasiones lo que le faltaba a su Honda, que de partida no era ni de lejos la mejor moto de la parrilla.Ese privilegio recaía en las Yamaha oficiales, pero cuatro ceros de Rossi y otros tantos de Lorenzo, unido a una regularidad impecable de Márquez, acompañada además de cinco victorias, han convertido las tres últimas carreras del curso en un mero trámite.




Serán interesantes las citas de Australia, Malaisia y Valencia, porque las carreras de motos siempre lo son, pero ya habrá un campeón que encima se ha proclamado como tal cruzando la meta en casa de Honda en la primera posición, por delante de un Dovizioso y un Maverick que también están contentos con sus podios, pero nada que ver con la locura de felicidad que sienten Márquez y los suyos.







Temas relacionados

para ti

en destaque