Vaya por delante que Álvaro Cervera me parece un entrenador sensato y honrado que dejó huella en el Almería como futbolista perdonando en el finiquito lo que otros reclamaron.
Fue un señor con el club rojiblanco y me quedé esperando otra muestra más de su grandeza, pero esta vez no pudo ser. Lo tuvo en sus manos pero...
En Almería, ante un rival batido y sin respuesta, debió de meter en el campo a Dani Romera. Solo unos minutos para que el Mediterráneo aplaudiera a su futbolista: y no lo hizo.
Toda la familia de Dani Romera y sus vecinos de La Cañada se lo merecían y para una afición desencantada dar la ovación a un futbolista salido de su cantera no le venía mal.
Hay veces (casi todas) que no entiendo a los entrenadores y que me diga Álvaro si no podía darle diez minutos a Dani para que recibiera el premio de su afición.
Los técnicos piensan que solo ellos saben de fútbol cuando de esto no entiende nadie. Ni los entrenadores saben de esto. Es un deporte imprevisible que nadie lo controla.
Cuando escucho a alguien decir que sabe de fútbol me da la risa y me pregunto si acertará una quiniela algún día. Yo no se ni papa de esto y llevo toda la vida viendo partidos. Ni papa.
Creo que Dani debió pisar el Mediterráneo porque se daban todos los condicionantes para ello, pero Álvaro Cervera (el que manda) no lo consideraba oportuno y se marchó sin el merecido aplauso.
Esto no cambia mi opinión sobre Álvaro Cervera, aquel futbolista que perdonó al Almería sin ser de la tierra lo que los jugadores de la casa no le perdonaron.
Aunque no sacara a Romera el entrenador del Cádiz es un señor del fútbol para mí.
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