Ana y Ainhoa: las hermanas futbolistas

Cambiaron los balones por las muñecas. Ana (19 años) y Ainhoa (13 años) son las hermanas del Pavía, dos chicas que comenzaron a jugar al fútbol desde pequeñitas. La historia es muy curiosa: el papá de Ana y Ainhoa es Carrasco, aquel gran centrocampista que tuvo el fútbol almeriense. Carrasco tiene dos niñas (niños ninguno) y las dos salieron como a su padre: el fútbol es su pasión. ¿Y qué dice la mamá?, pues cada vez le gusta más el fútbol. Carrasco se quedó con las ganas de tener un niño, pero el destino tenía una gran sorpresa para él: las dos niñas salieron futbolistas, como el padre. Como suele decirse, el fútbol es así... o la vida.

Ana juega en el Pavía de la Segunda Andaluza Senior y al fútbol desde los 5 añitos. Siempre en el Pavía, o sea, que el club arlequinado es como su segunda casa. Juega de centrocampista y también de delantera. Al igual que su hermana Ainhoa, Cristiano Ronaldo, es su futbolista preferido. “Es el mejor”, dicen. 

Por su parte, la pequeña Ainhoa, seis años menor que Ana, juega en el Pavía cadete de la Segunda Andaluza, aunque es de categoría infantil. Juega al fútbol desde los 6 años y, al igual que su hermana, siempre en el equipo arlequinado. No conocen ni otro club, ni otro escudo, ni otra familia futbolera... son del Pavía toda la vida, como el padre. Ana juega de delantera, “aunque a veces también lo hago en banda”. Ana y Ainhoa confiesan que el fútbol es su pasión gracias “a nuestra padre”. La mayor Ana recuerda que “siempre iba con mi padre al campo del Seminario para ver partidos de fútbol y de ahí que me guste tanto este deporte tan bonito; luego, yo enseñé el camino para que mi hermana también jugara al fútbol, pero todo es por culpa de nuestro padre”.

Dicen que “en casa siempre hemos sido de tener balones de fútbol... ¡muñecas no!, de verdad”. De hecho, Ana dice que “en los Reyes Magos siempre pedíamos balones, nunca muñecas; nuestra casa siempre ha estado con balones”.
Ana y Ainhoa afirman, convencidas, que “el Pavía es el mejor club de Almería... no conocemos otro” (risas). Y también recuerdan que “nuestro abuelo Juan Sánchez Romero, fue directivo del Pavía hace ya muchísimos años”. Las hermanas del Pavía entrenan dos veces a la semana (martes y jueves) en las magníficas instalaciones del Complejo Tito Pedro. 
Ana define a su entrenadora Puri como “una persona a la que le gusta que juguemos al fútbol, le encanta el toque, toque y toque”.

Por su parte, Ainhoa dice de su entrenadora Anabel que “la conozco desde hace ya muchísimos años; es una persona muy simpática y trabajadora”. El padre de las criaturas se emociona cuando habla de sus niñas Ana y Ainhoa: “Es muy curioso que las dos hayan salido futbolistas. Cuando tuve las dos claro que nos pusimos muy felices, pero me hubiera gustado haber tenido un niño para que hubiera seguido mis pasos en el mundo del fútbol, pero ahí están mis hijas y estoy muy feliz porque el fútbol es su gran pasión” 

¿Y mamá qué dice? Desvela que “la madre al principio estaba muy reacia porque todos los fines de semana había que ir con las niñas al campo donde jugaran, pero poco a poco se ha ido integrando y cada vez más le gusta el fútbol. Es una más en el equipo, como aquel que dice”. 
Mamá Carmen Mari ya lleva también el escudo del Pavía en su corazón, gracias a sus dos pequeñas de la casa.

De tal palo... Carrasco comenzó en el alevín de la AD Almería, pasó por el Pavía, donde estuvo muchos años. También jugó en el Atlético Macael con Pedro Pastor de presidente. Se puso también la camiseta del Poli Almería con Meca de presidente, luego se fue a la Mili, y cuando volvió cumplió el año de contrato que le quedaba en el equipo de pantalón azul antes de irse al Poli Ejido y subir con Tartilán una temporada y otra con Lalo. Del Poniente volvió a la capital para jugar en el Ceefe con Pepe Cayuela. Regresó al Poli Ejido y luego al Motril 4 años. Adra, San Isidro... y su último año fue en el Pavía, donde están sus niñas.