El día de la bestia

Francisco montó un pollo en Almería

Tony Fernández
01:00 • 05 ene. 2018

Tenía que pasar porque era la crónica de una destitución anunciada pero: pasó con Francisco de rival. El entrenador más querido por los seguidores del Almería ganaba 2-3 con el UCAM y Soriano fue a la calle.




Aquel día todo salió mal hasta un penalti para el 3-3 lo paraba Biel a lanzamiento de Pozo. Nada salía bien al mañico mientras que Francisco sacaba brillo a un equipo que al final acabó bajando de categoría. Soriano que tanto peleaba por Francisco en el césped era ejecutado en el banquillo.




El entrenador destituido a pie de avión (Francisco) tras un partido donde Soriano fue el mejor (en Eibar) la liaba en Almería ante la mirada desconcertada de Alfonso García en el palco de autoridades.




Francisco y Alfonso García no se han tomado ese café que pregonaba el entrenador y la huella del almeriense quedó grabada aquel día de la bestia cuando al desencanto por la derrota ante un rival directo se unía la caida de Fernando Soriano.




Algo pasa porque todos los que salen del Almería triunfan y la salida de Francisco no fue de lo más decoroso como tampoco lo fue la de Soriano o Ramis que sucumben al rigor de los marcadores.




Este domingo no se presenta tan dramático como aquel día de la bestia pero una victoria del Lugo dejaría tocado al equipo rojiblanco en plena marejadilla de lesiones.




No solo es el día de Francisco. Es el de Jaime, su segundo. Ortega que analiza a los rivales o Sergio Pardo que los pone a punto y corren que da gusto y además no se lesionan. Todos con sello rojiblanco.




Como almeriense le deseo lo mejor a todos pero quiero que gane el Almería. Y deseo que tras el partido sigan triunfando estos almerienses en Lugo.


Pero deseo con más fuerza que haya más tranquilidad en el Almería. Que no vuelvan esos temidos días de la bestia cuando en el palco, Alfonso García, mira el reloj para tomar medidas: como hizo con Francisco, como hizo con Soriano.


Francisco montó un pollo en el Mediterráneo.


Que no se repita depende ahora de Lucas Alcaraz y de sus muchachos.
 



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