El día que Bernabé volvió a emocionarse

Un día que siempre irá en el corazón de esta leyenda del fútbol almeriense, del balompié en blanco y negro. Bernabé Navarro Góngora ya tiene su calle en Tabernas. Junto al campo de fútbol, el histórico portero de 90 años ha destapado la placa que siempre recordará su nombre en el callejero tabernense. El alcalde de Tabernas, José Díaz, junto a otros miembros de la Corporación municipal, amigos y familiares han arropado al veterano futbolista en el emotivo acto que ha culminado la propuesta vecinal para dedicar una calle a la figura del gran impulsor del fútbol en el municipio.

Emocionado

“Solo tengo palabras de agradecimiento para todos los que hoy están aquí y también para los que no están presentes. Han pasado muchos años, pero siempre recordaré cómo fueron nuestros inicios, los esfuerzos que hicimos para poder contar con un equipo y con un campo de fútbol. La única pena que tengo es que por mi trabajo no pude vivir en mi querido pueblo”, señala Bernabé Navarro en una jornada que jamás olvidará.

Además, el gran protagonista de esta bonita historia ha realizado el saque de honor en el partido homenaje entre el Tabernas y el Viso Nature, del Trofeo Virgen las Angustias, un torneo que organizó el veterano futbolista en la década de los setenta. “Asistió público de toda la provincia, tuvimos mucho éxito, más del que esperábamos ya que jugaron futbolistas de primera división, muchos de ellos estaban haciendo la mili en Viator. Diseñamos un trofeo exclusivo que fue fabricado en Barcelona y costó unas 15.000 pesetas, estaba hecho de oro, plata y alpaca”, recuerda con mucha emoción en su querida Tabernas, su tierra, su pueblo.

La historia
Bernabé Navarro se trasladó con diez años a estudiar a la capital, pero durante los fines de semana y festivos volvía a Tabernas para continuar con su proyecto futbolístico. Llegó a jugar en equipos como el Burgos, Almería, Baza y Adra... además de una magnífica  etapa como entrenador en un buen número de equipos almerienses. En el Tabernas fue entrenador, secretario y presidente. Una persona que se dedicó en cuerpo y alma al club de su tierra.

A los 30 años y tras hacer unas oposiciones comenzó a trabajar en la antigua Alsina Graells, ahora ALSA, y allí se jubiló como director general en 1998. Es un gran aficionado de la cocina tradicional y próximamente espera ver terminada la publicación de un libro recopilatorio de recetas almerienses.