Mbappé, como si fuese el guion más perverso, anotó en el último minuto para darle la victoria a un gran PSG ante un rácano Real Madrid (1-0). Courtois, que poco pudo hacer en el tanto, paró un penalti a Messi y dejó varias intervenciones meritorias.
Los mejores momentos
Como ya sucedió hace cuatro años en aquella eliminatoria entre ambos equipos, el ambiente en el Parque de los Príncipes era de mucha más trascendencia que de unos octavos de final. Las bengalas, mientras sonaba el archiconocido himno de la Champions, no se hicieron esperar, apareciendo varias en el fondo de los aficionados radicales del PSG. Mientras los espectadores y los jugadores esperaban que el humo de las bengalas no afectase a la visibilidad, Mbappé demostró rápido (como su juego) lo poco que le importan los rumores de su fichaje por el Madrid. Con solo 10 minutos de la primera parte disputados, el francés ya había dejado en evidencia varias veces a un nervioso Carvajal que estaba demasiado solo por la desidia de Asensio en defensa.
Las miradas se las llevaba Mbappé, pero lo más preocupante para el madridismo se quedaba fuera de foco. El PSG tenía atado de pies y manos al Real Madrid, pudiendo contarse con los dedos de una mano las veces que habían pasado la divisoria los de Ancelotti y siendo Militao el único que se salvaba de la quema. Todo el juego de los del Bernabéu se centraba en buscar la velocidad de Vinicius con balones largos y confiar en que la tormenta amainase en algún momento. Pese a ello, el PSG no acababa de ir a por el partido, habiendo edificado su dominio sobre un castillo de naipes. Tras dos amarillas seguidas a Verratti y Casemiro (que se perderá la vuelta), el Madrid comenzó a encontrarse consigo mismo. El cielo comenzaba a esclarecerse y el castillo de naipes parisino a verse menos imponente, dando lugar al descanso tras una primera parte para olvidar.
Pese a que el final del primer tiempo mostró el camino a seguir para los de Ancelotti, la tormenta parisina volvió a coger fuerza gracias a Mbappé. Mientras, surgían las informaciones sobre la presión que habían hecho Leonardo y Al-Khelaïfi al árbitro durante el descanso. Courtois, en tres ocasiones consecutivas, se hizo enorme bajo palos, quedando para el recuerdo la espectacular mano abajo que sacó para frenar un gol cantado del delantero francés. Al igual que en el inicio del partido, la mejor noticia para el Madrid volvía a ser la misma: el marcador se mantenía inalterable aunque el PSG ya se había merecido sumar un par de tantos. Aun así, el temporal no le dejaba al Madrid respiro, ya que Mendy recibió una amarilla que le dejará fuera para la vuelta al igual que Casemiro. Cada vez se ponía más complicado el resistir la tormenta.
El Madrid necesitaba un milagro, algo a lo que agarrarse. Y, si hay un futbolista milagro entre los de Ancelotti, ese es Courtois. Ante el enésimo desborde de Mbappé ante Carvajal, el español acabó cometiendo penalti. Cuando todo parecía perdido desde los 11 metros, el belga adivinó el lanzamiento de Messi (que ejecutó la pena máxima pese a su gris partido) para parar su tercer penalti consecutivo. Una vez más, Courtois era el seguro de vida cuando las cosas no iban bien. Y, posiblemente, este era el día en el que peor funcionaba todo, en el que los minutos se hacían más largos.
Aunque los minutos finales del partido tenían pinta de ser un Tourmalet para el Real Madrid, irónicamente se convirtieron en los que más control del juego tenían. Aun así, el imponente castillo de naipes parisino, ese que asusta pero siempre está al borde del derrumbamiento, seguía causándole problemas al Real Madrid. Cuando ya parecía que el Madrid estaba llegando a tierra firme, la tormenta tenía reservado su último arreón antes del pitido final. Mbappé, harto de que el castillo parisino fuese naipes, se impuso a la falta de gol para mostrarse como el referente de la nueva generación. En el tercer minuto de los cuatro de prolongación, anotó uno de los goles de su carrera para darle la ventaja a los suyos y borrar de un plumazo los rumores acerca de su profesionalidad ante el que aparentemente será su equipo en el próximo verano, dando por bueno el guion más macabro que podía darse en esta noche. Así, con este terrible golpe de realidad (y de justicia, visto el rácano planteamiento blanco), el Madrid tendrá que remontar el Bernabéu este gol, quedándose a escasos metros de escapar de una tormenta perfecta parisina.
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