Aquellas Charlas con Abelardo

Siempre lo voy a recordar subiendo por la Plaza Marqués de Heredia (Plaza de Los Burros), con una cartera llena de documentos y llamando mi atención para salir a su encuentro. Iba camino de casa y yo a la puerta del ‘Tentempié’ esperando la hora del SER Deportivos. Unas veces tocaba la prima María del Mar y otras Abelardo.

Siempre tan cercano y cariñoso conmigo porque sabía que: “tu trabajo es muy sacrificado”, me decía con “sábados y domingos”. Yo le decía que nunca me cambiaría por él con lo que tenía que llevar en la cabeza y nos reíamos y pasábamos revista a la familia con mi hermano Manolo como foco de la conversación ya que estaba malo en aquellos días y lo apreciaba mucho.

Antes de que se casara con mi prima Mari Charo nos conocíamos de las visitas a Saveres con su padre porque los Fernández y los Campra siempre nos llevamos muy bien.

Como tantas veces tantas me enteré de su muerte sin tiempo de reaccionar. No sabía que estaba malo y al llegar de la radio a la redacción de LA VOZ pregunté a Alicia Mallol por un esquela y al escuchar su nombre me quedé de piedra. Ni fui a darle dos besos a mi prima ni a sus hijos. Tampoco a la misa en san Sebastián. Abelardo me perdona: el sabe a lo que me dedico.

Sacrificado

En realidad casi no hablábamos de nosotros y siempre de otros miembros de la familia. Tu siempre con lo sacrificado de mi trabajo (con lo que me divierte) y yo con la pesada maleta que llevabas subiendo camino de casa. Nuestras conversaciones siempre iban hacia mi hermano Manolo y su próstata que tanto le hace sufrir. Me consta el aprecio que le tenías y él siempre me hablaba de ti. Ya sabía Abelardo de que los ‘Saberes’ nos queremos mucho pero lo decimos poco. Decía que yo era la excepción.

Fueron muchas tardes de charlas cortas e intensas de las que ahora me acuerdo y me doy cuenta de que no sacamos nunca el tema del Club de Mar que presidías ni tampoco avanzamos en mi profesión. Yo te decía que no era periodista que en mi nómina pone locutor de radio y él se reía con una inmensa bondad. Porque era grande y bueno mi primo Abelardo.

Familiar

Igual no tengo derecho a ocupar el espacio de primo porque no he tenido tiempo de ejercer de ello pero sabiendo de tu talante me atrevo con ello y me ha dolido su marcha mucho por lo inesperada y porque se preocupaba mucho por los demás. Yo quiero mucho a mis primos aunque no se lo diga a ninguno y Mari Charo, siendo la niña de los Fernández-Giménez siempre ha sido una privilegiada en ello.

Cercano

Lo echamos de menos y lo vamos a recordar siempre por esas charlas. Por su mirada reflexiva. Por hablar con rotundidad y porque siendo bueno en su profesión de abogado y en su pasión de dirigir el Club de Mar, su huella no viene ni de lo uno ni de lo otro ya que los que le conocieron seguro que se quedan con ese sello personal que hacen diferentes a los Campra.

Siempre lo buscaré subiendo desde el Cervantes camino de casa con aquella pesada maleta.