El Puerta Bonita madrileño es el 13º conjunto en el que milita. Con 35 años y toda una vida dedica al oficio de hacer goles, Roberto Peragón (Madrid, 1978) vive este curso una segunda juventud en Segunda B. El ariete es uno de los máximos artilleros del grupo con 5 dianas. "Soy un toca pelotas del área. Un tipo currante, humilde y con buen humor que disfruta de lo que hace", cuenta en declaraciones a MARCA.com.
El atacante ha encontrado lo que necesitaba en el modesto club de bronce. "Este año estoy muy tranquilo en casa. Me encuentro muy cómodo en un equipo familiar. Me gusta tener una vida más normal, en mi ciudad y cerca de la familia. Era lo que buscaba ahora mismo", dice un futbolista curtido en mil batallas. "Mantengo la ilusión porque disfruto mucho de mi profesión. Me encanta el tipo de vida que hago con ella, me he acostumbrado a los sacrificios que hay que hacer. Me gusta competir e ir a más día a día", desvela como fórmula para mantenerse a tono.
Rayo, Polideportivo Almería, Burgos, Levante, Elche, Málaga, Alicante, Girona, Nàstic y Cádiz han sido los clubes que han podido contar sus servicios desde 1995 hasta la fecha antes de volver a casa. "Ahora compito en el Puerta Bonita, que es un equipo muy humilde con muchas necesidades y carencias que aspira a crecer mucho. Estamos en el proceso de ir para arriba poco a poco, si los resultados llegan todo irá a mejor. Estamos dentro de una categoría donde el resto de clubes están mucho mejor preparados", reconoce sin aires de victimismo.
Un trotamundos
Si tuviese que mirar atrás, Rober no sabría elegir su mejor recuerdo con el balón: "Han sido muchos los momentos que me ha dejado el fútbol. En tdos los sitios he vivido cosas buenas y malas. Suena fácil decirlo, pero me quedo con el conjunto de cosas que he conseguido. Todas esas enseñanzas que he aprendido en un mundo tan complicado como el del fútbol. Aquí he aprendido a ser futbolista y también persona. Estoy orgulloso de mi carrera profesional".
Todos piensan que su equipo de los amores juega en Vallecas, pero dicha cuestión todavía pulula por el aire. "Para mi el Rayo fue un paso muy importante en mi carrera. Tuve que pelear mucho para poder jugar y eso es algo que se me quedará grabado. Al haber estado en tantos clubes, no tengo ese fanatismo por un equipo concreto. Las personas van pasando, pero los equipos quedan. Todavía no he tenido tiempo para ir como espectador un domingo a ver a un equipo. Imagino que, cuando me retire, iré con mi hijo a ver a un club y ahí sí que me tendré que decantar", explica entre risas.
Todo cambia
"He notado que en Segunda B hay mucha diferencia en cuanto a presupuestos, ayudas y recursos entre los equipos, pero luego la exigencia muchas veces es la misma. Entre la crisis, el modelo futbolístico y demás el futuro de la categoría no es claro. Habrá que ver cómo evoluciona todo. Yo haría una Segunda más amplia y pondría menos conjuntos en Segunda B", dice sobre el otro fútbol, el que le toca vivir en su madurez. Lo que tiene claro es que la sensación a la hora de marcar es la misma estés donde estés. Es algo que se lleva en la sangre. "No hay nada como hacer un gol", dice. Palabra de killer.
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