Manolo Jiménez recibe a AS en el lobby de The Torch, un lujoso hotel inmerso en un espectacular edificio de 47 plantas. Allí, con una vista panorámica de Doha, se concentra con el Al-Rayyan, al que finalizada la Liga le quedan un par de jornadas de Champions asiática y la Copa del Emir antes de terminar la temporada. Manolo Jiménez ha llegado a recibir felicitaciones de la Federación de Qatar por su trabajo en los apenas cinco meses que lleva como primer técnico de un club singular. El Al Rayyan es el equipo que más qataríes ‘puros’ tiene (“algo así como el Athletic en España”, nos cuenta). Eso es bien valorado.
Pero a nadie le tira más la tierra que a él. Por eso Jiménez se va a permitir la locura de coger un avión en la madrugada del miércoles dirección Barcelona, enlazar hacia Sevilla y regresar el sábado. Los 12.000 kilómetros en tres días tienen una razón. Manolo Jiménez prometió que mientras físicamente pudiese sacaría a su Cristo cada Jueves Santo en su pueblo, Arahal. Lo ha hecho en Zaragoza, Atenas…
No obstante, el entrenador solicitó con tiempo permiso al club. Razón: las empresas, los clubes en este caso, son sponsors de sus trabajadores, por lo que sólo ellas pueden dar el permiso correspondiente. Jiménez pertenece a la hermandad de Jesús Nazareno de Arahal y Santísima Virgen de los Dolores desde que tiene 15 años, cuando en realidad hasta los 18 no se puede ser hermano de manera ‘oficial’. Su vínculo también tiene un emotivo guiño familiar. Su padre, que iba de su lado mientras procesionaba y le pasaba el bocadillo por debajo del paso, falleció en 1994. También es una manera de homenajearle cada año.
Jiménez vive junto a la playa en una zona residencial de apartamentos y vida occidental en el área de Katara. De España se trajo a Jesús Calderón (segundo entrenador), Ramón Orellana (preparador físico) y a su hijo, que ya trabajaba con él haciendo informes en Zaragoza. Y cuenta que “le reconforta” ver los progresos tácticos de los qataríes, chicos sin conceptos básicos. Podría decirse que todavía juegan con túnica. Porque aparte de Yakubu, Lucho González (ex de Oporto) y Kalu Uche (ex de Almería), se ha visto obligado a trabajar con futbolistas con poca base táctica. Los jugadores han sido educados en hábitos de alimentación, descanso y disciplina. “Hacemos a veces dobles sesiones y al principio nos miraban raro, pero lo van comprendiendo”, dice el técnico. Qatar anda todavía lejos del primer mundo futbolístico a y los jugadores les cuesta a veces hasta comprender que no se puede faltar a un entrenamiento por llevar a una madre al médico. Y lo hacen.
Pero a Jiménez le gusta la paz que le dan para trabajar: “Necesitaba salir un poco de España, desconectar. Aquí tu trabajo se valora. Es sí, lo aprecian si trabajas. Porque está muy extendido el concepto de que aquí se viene sólo por el dinero y los dirigentes han salido muy escarmentados de ese asunto. Aquí se paga bien, de acuerdo. Pero quien crea que no controlan su trabajo es que no sabe lo que hay aquí. Si trabajas te quedas. Si no, vas fuera”.
Al entrenador de Arahal le queda un año más de contrato. Él, como sus ayudantes, echa de menos a su familia. También a su Sevilla, que ocupa buena parte de la conversación y al que quieren bien. Desde Doha también se aplaude el trabajo de Emery y la renovación de la plantilla. Si hay algo jugoso podrían estar pronto de vuelta. Si no seguirán s
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