José Luis Espinosa habla de su hermano: Javi Espinosa

En el Diario Sport y titula: La cara oculta (y amarga) del fútbol base del Barça

Luis Alberto, Kiko Femenia y Espinosa, en un entrenamiento del Barça B.
Luis Alberto, Kiko Femenia y Espinosa, en un entrenamiento del Barça B.
La Voz de Almería
18:44 • 14 abr. 2015

José Luis Espinosa es una voz muy autorizada a la hora de hablar de fútbol formativo. Ha vivido en primera persona la carrera de su hermano, Javier Espinosa, desde que despuntó en su ciudad natal, Talavera de la Reina, hasta que dio el salto al fútbol profesional en el Villarreal tras pasar por La Masia, el fútbol formativo del Barça y, finalmente, el Barça B. Desde un punto de vista muy cercano, acerca al lector una realidad muy poco conocida de la vida de un canterano en un equipo de elite en un artículo publicado en mixdeportes.es que aquí reproducimos:

"Tiempo atrás, cuando las llamadas de desconocidos se hacían habituales en una casa en la que alguno de los pequeños destacaba jugando al fútbol, quería decir que algo se estaba cociendo ahí. Ahora con whatsapp y la conectividad total no parecen necesarias las peripecias a las que tenían que recurrir algunos para conseguir los teléfonos fijos de los domicilios familiares de los pequeños. Agentes, ojeadores y vende humos de pacotilla (de estos los que más) se han buscado y buscan las mañas para prometer a padres ingenuos oportunidades que seguramente no podrán cumplir, capaces de mercadear con un niño y con su familia por un puñado de euros.

Las tonterías que se llegan a oír de boca de padres, familiares y amigos de niños que destacan desde pequeñitos son en muchos casos difíciles de creer. Pensar que un niño cuya edad no supera los dos dígitos te va a sacar las castañas del fuego porque se le dé bien la práctica de un deporte a esa edad, por decirlo suavemente, es no vivir en el mundo real o más bien, de no ser consciente de lo que se habla. También muestra un egoísmo rancio y saca a relucir las frustraciones de la infancia del que quiso ser y no pudo -o no supo.

Hay que reconocer el mérito de aquellos que no se dejan engatusar y que miran la posibilidad de tener en casa una estrella en ciernes como algo remoto o, mejor dicho, secundario.

Los chicos que parten de niños lejos de su casa en busca de un futuro profesional como deportista de élite no suelen durar mucho. Muy pocos, no deben llegar ni al 10%, los que llegan a profesional. Menos aun los que realmente triunfan. El resto sacrifican la infancia para nada. No se es consciente de los mucho que puede variar el desarrollo de una persona desde los 8 o 9 años tanto física como psicológicamente. Después del fracaso solo suele quedar frustración, un chico sin formación y unos padres que se han perdido, literalmente, la infancia de su hijo.

Decidir que un hijo abandone el hogar para irse a vivir lejos debe ser muy duro. Si además lo hace a edades tempranas imagino que lo es aún más. Cuestionar a aquellos que no lo permiten es de una gran frivolidad. Intentar comprar su permiso con falsas promesas y dinero me parece casi delictivo.

Dineros aparte, una vez está decidida la aventura, suelen vender desde el destino una vida maquillada que no busca otra cosa que la tranquilidad de los progenitores. Una cosa que llama mi atención es el afán que tienen los responsables de las canteras por hablar de los estudios, de darles una importancia que rápidamente queda en evidencia. Las clases son importantes sí, pero el fútbol lo es más. Mención aparte merece el plan de estudios que siguen, si se puede llamar así. Por poner un ejemplo, suelen convalidar la educación física a estos alumnos, como si para este área fuera suficiente la práctica de un único deporte para cumplir los objetivos.

Independientemente de todo esto tampoco hay que echarse las manos a la cabeza. Se podría decir que vivir en una residencia de la cantera de un equipo profesional se parece a un internado un poco light, si se me permite la expresión. Comen bien, si ellos quieren, estudian, si ellos quieren, y hacen caso a los tutores, también si ellos quieren.

Suele ser complicado sacar bien los estudios de esta manera. Por lo menos a mi me lo parece. Depende de la educación que se haya recibido en casa. Ejemplos como Pablo Alfaro que estudió medicina, o más recientemente Manu Trigueros, que estudia magisterio, son casos de jugadores que muestran que realmente es posible compaginar deporte de alto nivel con estudios superiores. Desgraciadamente, son las excepciones que confirman la regla.

Tener un hijo lejos de casa cuesta un verdadero dineral a las familias. Los sueldos que se perciben no dan para pagar gastos de teléfono, viajes y demás, sin contar el coste personal que supone. Hijos mayores o menores afectados de distintas maneras, amistades que se resienten por no poder atenderse, familiares mayores que se descuidan... Además, hay momentos muy difíciles de gestionar en estas situaciones, como es por ejemplo la pérdida de un familiar cercano. Vivir de niño una situación así es duro. Si además la vives solo y lejos de tu familia es aun peor. No me imagino lo que puede suponer para una madre o un padre. Solo creo que debe ser durísimo.

Yendo a otro tipo de eventos, un trigésimo noveno cumpleaños de un hijo solucionado con una llamada de teléfono no tiene la mayor importancia. Pasar sin verle la cara ni abrazarlo el día que cumple 12 años es realmente una putada.

Luego están las bodas, comuniones y demás eventos familiares que, salvo q sean en el escaso mes de vacaciones que tienen, se los van a perder. Tener que faltar a la boda de un hermano por trabajo no está pagado.

El futbolista profesional, esa figura envidiada de la misma manera por niños y adultos. Modelo para muchos, es el espejo en que se mira una generación tras otra, sea por la fama, por el dinero o por ambas. Los valores deportivos y el afán de superación no suelen ser objeto de culto. Los vemos en los medios, sus salarios son públicos, se codean con los más primado de la sociedad... Forman parte de una nobleza medieval en el siglo XXI pero, a diferencia de aquella, esta no viene de cuna.

Solo nos fijamos en ellos cuando están ahí. Vemos sus coches, sus casas salen en revistas, participan de los grandes eventos sociales del país... No reparamos en el camino que han llevado hasta llegar ahí, ni valoramos los costes que ello supone. Tampoco caemos en la cuenta cuando un día, la mayoría de veces sin saber por qué, desaparecen. Todo esto sin contar que realmente son conocidos en realmente no más de un 20% de ellos. La gran mayoría de los futbolistas profesionales pasan desapercibidos aunque sí que los incluimos en esa élite de ricos y famosos.

Cuando ves tan de cerca como he visto yo el proceso de formación de un futbolista, tu visión de estos personajes cambia radicalmente. Niños a los que apenas se les permite salir solos a la calle en sus pueblos no solo abandonan estos sino que además también abandonan a sus familias para vivir a cientos de kilómetros de su casa, en busca de un sueño que en la mayoría de los casos torna en pesadilla.

Incluso cuando se consigue el objetivo de ser profesional".




José Luis Espinosa










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