La clave de la operación Iker Casillas

Iker Casillas, que sin aparecer ha puesto en pie a toda la afición del Oporto (su llegada a la ciudad se hará esperar hasta después de la concentración en Holanda) no va a tener ventajas a nivel fiscal sobre lo que hasta ahora cotizaba en España. Hace años que Portugal derogó una ley que beneficiaba a trabajadores como los deportistas (similar a la Ley Beckham que promulgó España para atraer, dijeron, científicos). El guardameta español va a tener que pagar el 53% del salario anual que exceda de los 250.000, más una sobretaxa del 3,5% que se implantó a raíz de la crisis económica y el plan de reajuste económico que impuso la troika europea; es decir, Casillas pagaría a Hacienda el 56,5% del sueldo.

Pero Casillas es también un “trabajador con residencia no habitual” y como tal, si recibe su nómina por trabajos originados en España, entonces sólo paga el 20%. Es decir, si no se rompe la relación contractual con el Madrid (tiene un contrato por dos años más), y es el Madrid quien le sigue pagando oficialmente la nómina (aunque el Oporto se la pague al Madrid por debajo), entonces Casillas saldría muy beneficiado fiscalmente. Salva la diferencia entre lo que está dispuesto a pagar su nuevo club (3,5 millones netos) y lo que cobraba en el Madrid (7,5 millones). El club blanco se ahorra una ficha y el Oporto paga la mitad de lo que pagaba la entidad de Chamartín.

Si la nómina la emite el club portugués, Casillas podría tener una pequeña alegría en el capítulo de pagos a la Seguridad Social. Los deportistas sólo pagan una quinta parte de este capítulo y no por un trato de favor, sino por todo lo contrario. Portugal, a diferencia de España, no pone un tope a la cuantía de las pensiones; si un futbolista pagase todo lo correspondiente a su salario, su pensión también sería altísima. Para evitarlo, sólo paga una quinta parte y así recibe una pensión menor.

Imagen. Respecto a las posibles sociedades de los derechos de imagen, tampoco sale mucho a cuenta, pues según expertos fiscalistas de Deloitte, aunque en principio se pague un 20%, luego en el reparto de dividendos ya sube hasta el 50%, por lo que la única ventaja de esta figura es el aplazamiento de los pagos. Pero también, el trabajador residente no habitual (Casillas) tiene su ventaja: está exento del pago de dividendos siempre que esa sociedad no esté en un paraíso fiscal. La exención es para el residente no habitual, no así para el club que le ingrese el dinero en su sociedad, que deberá pagar a Hacienda el 25%, ni para ésta, que deberá pagar un 15%.

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