Asentado en una defensa que ha concedido un gol en los últimos seis partidos y ejecutando a la perfección el juego sin balón con una presión muy efectiva el Barcelona se impuso por 3-0 al Villarreal y cumplió con su objetivo de ganar antes de acudir a Madrid el próximo día 21 para disputar el Clásico del Bernabéu, partido al que llegará con un Neymar desatado. El brasileño destascó el partido con un gol fundamental y lo cerró con una obra de arte que levantó al Camp Nou.
Fue el de ayer un triunfo muy trabajado y que el equipo de Luis Enrique conquistó tras madurarlo mucho durante la primera parte y aprovechar en la segunda un error en la salida del balón del rival, que Busquets convirtió en una asistencia para Neymar, que encarriló un partido que Luis Suárez afianzó desde el punto de penalti y Neymar lo concluyó a lo grande. El dúo de delanteros del Barcelona está en un momento espectacular y su entendimiento en el campo es tan grande que el brasileño le cedió el lanzamiento a su compañero, que estaba trabajando a destajo pero con escaso acierto de cara a gol. La dupla atacante del Barcelona sigue cubriendo con una nota más que alta la ausencia de Messi y entre el brasileño y el uruguayo han marcado ya los últimos 17 goles del Barcelona de manera consecutiva.
Pero antes de que Neymar pusiera el estadio patas arriba, el Barcelona tuvo que trabajar mucho durante la primera hora de encuentro. Un Villarreal muy bien puesto en el campo con un centro del campo muy ordenado apenas le concedía ocasiones a los blaugrana que si bien dominaban el juego no se acercaban a Areloa. De hecho, la ocasión más clara de la primera parte fue para el equipo visitante, cuando Samu Castillejo cazó un mal rechace de Alba y encaró a Bravo, que salvó a su equipo de un buen susto.
En el segundo tiempo, el Barcelona aumentó la intensidad de su juego y el Villarreal perdió confort en el campo. Fueron momentos en los que los jugadores del Barcelona a punto estuvieron de descentrase ante el recital de tarjetas amarillas que protagonizó el árbitro. Hasta Iniesta perdió los papeles en una protesta. Pero finalmente el trabajo de presión de los blaugrana dio su fruto y Busquets, clarividente como pocos, habilitó a Neymar para que el brasileño desatascara el encuentro.
Ya con el marcador a favor, el Barcelona se sintió más cómodo y el Villarreal retiró a Pina para dar entrada Bakambu, con lo que el conjunto de Marcelino perdió equilibrio en el centro del campo y el Barcelona pudo jugar como más le gusta, a campo abierto, donde Neymar es mortal de necesidad.
En un contragolpe, Jaume Costa derribó a Munir, que parece haber adelantado definitivamente a Sandro en el cásting para ocupar la plaza de tercer delantero, y el castigo lo ejecutó Suárez marcando un 2-0 que dejaba el partido visto para sentencia. A partir del gol de uruguayo, el pensamiento de los aficionados se fue proyectando hacia la cita del Bernabéu y parecía sensato retirar del campo a Suárez y a Neymar, ambos con una tarjeta amarilla. Pero Luis Enrique, por suerte para los espectadores, los mantuvo en el campo y así se pudo ver el maravilloso gol del brasileño que cerró otro partido muy sólido del Barça y dejaba un serio aviso para el Madrid. Neymar anda desatado.
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