Amanece un lunes que viene empapado de temas deportivos, que posiblemente narcoticen un poco las discusiones políticas. Aunque también el deporte viene cargado de discusiones. Fundamentalmente, por la derrota calamitosa del Real Madrid anoche en Sevilla, confirmando los síntomas de preocupación que ya venía advirtiendo, aunque anoche no tuviera a Keylor Navas para salvarle.
Pero la mejor noticia que nos dejó el domingo, es el Campeonato del Mundo de Motociclismo que ganó Jorge Lorenzo. Y lo hizo con brillantez, porque ganó la carrera, aunque Rossi se pasó luego la tarde dando una larguísima rueda de prensa para quejarse en varios idiomas de que Márquez no había querido ganar la carrera, según él, para ayudar a Lorenzo. Si él no hubiera echado a Márquez de carrera en Sepang, posiblemente Lorenzo habría ganado con más diferencia de puntos.
Pero me indignaba escuchar tan explícito y hasta simpático ayer a Rossi, cuando ayer en la sala de prensa puso en duda la limpieza de este mundial. Sencillamente porque no lo había ganado él. Porque no estuvo tan explícito después de la carrera de Sepang, donde ni siquiera pasó por esa sala de prensa para dar tantas explicaciones como dio ayer. Este año Rossi ha ganado cuatro carreras, Márquez cinco y Jorge Lorenzo siete. Son datos, lo demás, son disculpas de mal perdedor.
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