El municipio cuenta con una población milenaria que se remonta a la cultura de Los Millares, tal como se aprecia en la Necrópolis de Los Milanes, un conjunto de tumbas circulares colectivas de la Edad del Cobre.
Ha existido, durante años, una inestabilidad demográfica en el municipio, aunque recientemente la población se ha estabilizado en torno a los 1500 habitantes gracias a la mejora de las comunicaciones y al incremento del turismo.
Dentro del calendario festivo destacan la “merendica”, coincidiendo con las comuniones, o la fiesta del verano, un encuentro, para aprovechar el retorno de los antiguos emigrantes. Dando calor al invierno, se celebran el Baile de las Ánimas el día 1 de enero y quince días más tarde las “lumbres”, con tradicionales festejos en los barrios.
La ubicación del municipio en el Espacio Natural de Sierra Nevada aporta unas cualidades medioambientales que atraen al turismo. El visitante llega a Abla hechizado en la distancia por las cumbres blancas que dominan su trama urbana.
Además, los amantes del deporte y la naturaleza encontrarán en el pueblo un lugar privilegiado para practicar deporte al aire libre por sus senderos y rutas ecuestres homologadas.
Este escenario natural permite una rica fauna, donde la figura emblemática es la cabra montesa, pero también destaca el jabalí o la ardilla. No podemos olvidar la riqueza micológica de la zona y la afición de recoger setas en otoño, permitiendo disfrutar de una manera sana y amena del monte. Abla dispone de un Punto de Información Micológica y una excelente oferta para excursionistas y enamorados de la gastronomía.
Un pueblo con historia, Abla cuenta con un sinfín de monumentos llamativos como la Iglesia Parroquial de la Anunciación, templo de estilo mudéjar que fue levantado en el año 1559. La iglesia original constaba de una única nave. Las capillas laterales se adosaban posteriormente, en el siglo XVII, y fueron costeadas por familias pudientes de la localidad.
La Ermita de San Antón y la Ermita de los Santos Mártires, donde su se establece formalmente en Abla por Decreto de 18 de abril de 1629, por el que se declaran Patronos de Abla a los Santos Apolo, Isacio y Crotato. La arquitectura presenta un trazado de cruz latina cubierta con bóveda de medio cañón.
También destaca el Mirador del Castillo -antigua Alcazaba- se encuentra en la parte más alta de la población, donde se asentaba la antigua fortaleza árabe. El mirador regala a los visitantes una estampa incomparable.
Abla, un oasis de paz donde el tiempo pasa lentamente en barriadas de las Adelfas, Los Milanes o las Juntas.
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