El factor limitante de la Junta

El pasado 28-F un grupo de almerienses -algo más grande que los vistos en otros años- se congregó en la Rambla para proclamar que Almería no tenía nada que celebrar el Día de Andalucía. Y sinceramente, creo que esto es algo que muchos piensan y pocos dicen, quizás por temor a verse equiparados con los perfiles más lunáticos del independentismo catalán, o quizás porque consideren –con buen criterio- que los zaragüeles no son una prenda especialmente favorecedora. En todo caso, lo que nadie discute es el creciente nivel de desafección de muchos almerienses con el concepto “Andalucía”, que tan minuciosamente ha sido adulterado por el PSOE mezclándolo con el concepto “Junta de Andalucía”, de tal modo que ya es imposible distinguir dónde empieza una cosa y termina la otra. No tengo espacio en esta columna para resumir la constante función limitadora que la Junta  lleva ejerciendo con Almería durante cerca de 40 años de control, vigilancia, prescripción y freno. Por ceñirme a la más actual demostración de esa losa que nos supone a los almerienses la Junta del PSOE de Sevilla, señalaré su reciente negativa a aprobar el PGOU de nuestra capital, paralizando importantes proyectos generadores de empleo y calidad de vida, como el Corte Inglés, la biblioteca de Pescadería o la nueva oficina central de Correos. ¿Se imaginan el futuro urbanístico de Sevilla paralizado por la falta de permiso del Gobierno Andaluz? ¿Se imaginan que Sevilla llevase esperando doce años a que le aprobasen su Plan? ¿Se imaginan a Sevilla con su Ayuntamiento cerrado y en ruinas diez años por falta de rehabilitación de la Junta? ¿Se imaginan la primera piedra del materno infantil acumulando telarañas en Sevilla? ¿Y se imaginan que hubiera almerienses aplaudiendo las actuaciones de la Junta? Pues no imaginen: repasen las declaraciones de los concejales del PSOE almeriense y pásenles cuando puedan un tubo de pomada para las articulaciones. Las horas de reclinatorio pasan factura.