Desde el pasado viernes rendimos homenaje, en la Galería Trino Tortosa de nuestra ciudad, a un genial artista almeriense, polifacético, universal y considerado como un innovador al introducir en sus cuadros materiales nunca vistos en el mundo de la pintura: de las pencas de chumberas secas e impermeabilizadas con diferentes barnices genera composiciones vegetales con múltiples formas e invadidas de fondos de colores que nos transmiten una energía difícil de descifrar fuera de la mente del pintor.
Sin embargo, en este breve artículo, no vamos a repasar su obra artística, sino que pretendemos acercarnos a su lado más humano: Los que le conocimos, sabemos bien que su vida no fue un camino de rosas: Así, nos encontramos al futuro artista incorporado al mercado laboral con 9 años para trabajar guardando vacas. Después trabajó como peón de albañil y fabricando barriles para un producto tan almeriense como la uva.
A partir de los 14 años trabajó como pintor industrial. Al mismo tiempo que trabajaba, y gracias al indaliano Antonio López Díaz, fue a estudiar a la Escuela de Artes de Almería entre 1945 y 1950. Después ingresó en la Escuela Superior de Bellas Artes de Sevilla. Partió de Almería en tren y, con el dinero justo y grandes dosis de ilusión, llegó a la capital andaluza en 1952. Aquí, en Sevilla, estudió con Lucio Muñoz (pintor abstracto, uno de los máximos exponentes del informalismo español de la segunda mitad del siglo XX) que influirá en su obra.
Simultanea estos estudios con la ejecución de trabajos artísticos y decorativos. Cuando estaba trabajando en la Iglesia de Terque conoció a su mujer (Lola, natural de esta histórica población). Se casaron y tuvieron tres hijos:Juan, Mª Dolores y Encarnación (Nuchy).
Comentábamos que Miralles era un personaje polifacético: jugador de fútbol en el C.D. Alborán (1946-1950) y en 1957 comienza a practicar la pesca submarina ganando ocho competiciones provinciales y regionales llegando a ser campeón de Andalucía, subcampeón y también campeón de España (años 1959 y 1960) tanto por equipos como a nivel individual con la captura de un mero que pesó 31 Kg y medio.
Está en posesión de más de sesenta medallas y trofeos, así como de Diploma a la “marca más alta” obtenida en competiciones de rango nacional “1964 Trofeo Tritón”, Mejor deportista 1971 y escafandrista de 1ª, lo que le permitió recuperar del fondo del mar a tres víctimas en las inundaciones de 1970.
Colaboró con la prensa de Almería con temas relacionados con el arte y la política e incluso fue concejal del Ayuntamiento de Almería entre 1971 y 1979. Su recuerdo permanece en el tiempo.
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