Sobre la interinidad

EL Gobierno lleva 2OO días en la interinidad .Después de dos  elecciones aún se está hablando de la posibilidad de una tercera. Los partidos  no saben cómo eludir el dicho que dice que no   hay dos sin tres. Y Rajoy se ha vuelto esta vez muy conciliador y pactista. Está dispuesto a hablar con todo el que quiera, donde quiera y como quiera. Las sequías de Egipto obligaron a los Faraones a tener muy en cuenta las crecidas del Nilo. Aunque el primero era el PSOE, Rajoy ha comenzado con los canarios, tierra  abonada para el pacto. EL PNV en cambio le ha  respondido con los presos de ETA y los numerosos recursos del PP contra las leyes vascas. Los catalanes, por su parte, también han mostrado su negativa a Rajoy si bien estarían abiertos a ciertos acuerdos puntuales. Pero el PP tiene prisa. Desea formar Gobierno cuanto antes. Los presupuestos apremian. A mi juicio, la interinidad no es mala en sí misma. Enseña bastante a no precipitarse. Hay que darle tiempo a los otros partidos para ver qué hacen en el mercadillo del voto. El PSOE está entre la negativa total y los consejos zorrunos de Felipe González. Los socialistas deben aceptar el diálogo, dice el jefe, sin intención de integrarse en una coalición. Podemos, ya se sabe, anda definitivamente perdido para el chalaneo. Y Ciudadanos es como siempre la gran incógnita. Depende de la última pirueta verbal de Albert Rivera. De  Bruselas llegan otras urgencias. Los dos mil millones como multa por incumplimiento del déficit están al caer. Con el Gobierno en funciones siempre son más atascadas las cosas.¿ Y qué podemos decirles a los   grandes empresarios con proyectos en el extranjeros? ¿Para cuándo las grandes reformas  anunciadas desde la Ley laboral a las pensiones, desde la educación a la regeneración democrática? Desde luego el Gobierno estará  echando de menos el Aladino de la mayoría absoluta en la legislatura anterior. Qué fácil era todo bajo el recurso del decreto. Las Casandras  de los partidos auguran un tiempo conflictivo  con una legislatura movida y cortísima. Y grandes reposiciones teatrales en el Congreso. Rajoy  deberá explicar la corrupción de su partido y   la política de recortes como mínimo para echar a andar.