Estados Unidos. Reino Unido. España. O por decirlo de otra forma: Trump, Escocia, Cataluña. ¿Son los tres objetivos en los que está enfrascado ahora el Kremlin aprovechando citas en las urnas para ganar posiciones estratégicas, doctrinales y/o económicas? Si está armando enorme revuelo la revelación de que la Rusia de Putin ha espiado y filtrado los emails de Hillary Clinton para favorecer a Donald Trump en la carrera hacia la Casa Blanca, las actividades en Reino Unido y España son más silenciosas.
Pero no pasan desapercibidas. Este pasado fin de semana, El diario británico The Times publicaba una exclusiva que involuntariamente hacía evocar la época de la Guerra Fría, cuando los famosos “Cinco de Cambridge”. La famosa red de espionaje soviético operó en el corazón no ya de los servicios secretos británicos, sino hasta dentro del Palacio de Buckingham. El título de la información de The Times era: “Putin lanza una guerra de propaganda contra el Reino Unido”.
Firmada por el periodista de investigación Dominic Kennedy, el reportaje daba cuenta de que “el Kremlin está diseminando desinformación a través de una oficina de su servicio internacional de noticias, Sputnik, recientemente abierta en Gran Bretaña”. El diario se quejaba: “El presidente Putin ha desencadenado un asalto propagandístico secreto sobre Gran Bretaña desde dentro de sus propias fronteras”. ¿Cómo? “Infiltrándose en las universidades elitistas por medio de centros culturales y de lengua en los campus’.
Entre otras piezas periodísticas, Sputnik difundió una especie sobre el asesinato de la parlamentaria Jo Cox pocos días antes del referéndum británico que derivó en el triunfo del Brexit. Para el medio ruso, estaba claro que el atentado “fue parte de una conjura para influir en el resultado” del referéndum.
La teoría de la conspiración de nuevo. Pero como apunta Kennedy, los analistas creen que la penetración del Kremlin forma parte “de la doctrina militar rusa, que especifica el uso en conflictos de la información y otras medidas no militares”. Lo más llamativo: la oficina de Sputnik se ha abierto en Edimburgo, capital de Escocia.
Sobre Cataluña, los medios informativos del Kremlin publican abundante información. Tanto Sputnik como la cadena Russia Today, con sus emisiones en un porrón de idiomas, incluido el español, y con su portal en internet que no desmerece de cualquier agencia internacional de prensa. Lejos están los tiempos de Tass y Pravda, con una propaganda espesa, doctrinal y grotesca. Ahora se utilizan enfoques occidentales para aparentar imparcialidad.
Por ejemplo, Russia Today encaró bastante aseadamente la decisión ayer del Tribunal Constitucional de suspender “la hoja de ruta a la independencia de Cataluña”. En el texto cita tanto a Reuters como a AFP con los datos más relevantes, aunque en todo momento habla de que el Gobierno “alega que Cataluña violó la Constitución”, sin leerse la misma Constitución para comprobar si es cierto o no. Da la impresión de que es una disputa bilateral entre dos iguales que tienen diferencias de opinión.
El último párrafo, con un morcillazo intencionado, da una idea de qué pie cojea el medio ruso. Tras relatar que ya en 2014 el TC prohibió el referéndum y en 2015 la declaración del inicio de la ‘desconexión’, Russia Today escribe: “Sin embargo, parece que la decisión del Parlament catalán está en línea con los deseos de la población. Una encuesta de la institución demoscópica de la región arrojó el 22 de julio el resultado de que el 47,7% de los catalanes quieren la independencia de Madrid, por el 42,4% que dijeron que querían permanecer parte de España”.
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