La agenda catalana

 

Julia Navarro
01:00 • 13 sept. 2016

El presidente de la Generalitat ha anunciado que quiere pactar con el Gobierno de España la fecha de celebración del referéndum que pueda dar lugar a la independencia de Cataluña.
Esa es su "hoja de ruta" y de ahí a lo que parece dice no se va a mover.
Naturalmente la propuesta de Puigdemont es una propuesta tramposa porque sabe mejor que nadie que ningún gobierno, ni el del PP, ni uno hipotético del PSOE, ni siquiera uno de Podemos, puede pactar un referéndum de autodeterminación de una Comunidad Autónoma. La única vía sería la modificación de la Constitución. Es decir todo se puede desde la ley y con respeto a la ley pero no saltándose la ley a la torera.
Lo cierto es que las declaraciones de Puigdemont no constituyen ninguna sorpresa, su discurso es el mismo en el que se instaló Artur Mas y la antigua Convergencia, de manera que no cabe llevarse a engaños y por tanto el independentismo catalán continua siendo el principal problema que tiene hoy España. Sí, un problema mucho más preocupante que el resto, incluido el de que sigamos sin gobierno, algo a lo que nos estamos acostumbrando.
Sin embargo es más necesario que nunca que nuestros políticos corten de una vez el nudo gordiano que impide la formación de un gobierno precisamente porque el órdago que vienen planteando los independentistas catalanes no se puede obviar y requiere una respuesta clara.
Desde luego una respuesta bien sopesada y que cuente con el mayor consenso posible, porque el que un territorio aspire a declarar la independencia unilateralmente no es un problema del partido gobernante sino de todos los partidos y de todos los ciudadanos.
Por eso si un día de estos los actuales líderes políticos deciden dejar de pensar en sus intereses partidistas e incluso personales, y por fin son capaces de alumbrar un gobierno éste debe de tener entre sus prioridades abordar el problema planteado por los independentistas en Cataluña en claro desafío al Estado. Y ese gobierno, insisto, que sea del color que sea, deberá de buscar el acuerdo del resto de las fuerzas políticas para ahormar una respuesta que naturalmente no se salte ni un milímetro lo que reza en la Constitución, partiendo eso sí, de que la Constitución puede ser modificada pero que mientras no lo sea todos, absolutamente todos, tenemos que cumplirla.
La agenda de los independentistas catalanes no se puede seguir ignorando.


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